Gendarmería no es Fuerza Armada

 

Por Christian Slater Escnilla

Que la sociedad política no se confunda y la sociedad civil no se engañe. Gendarmería no es una institución que pertenezca a las Fuerzas Armadas. Tienen una gran diferencia. Poseen sindicato y pueden ir a huelga.

No son como el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea o Carabineros. Instituciones a las cuales se les puede humillar, incluso desechar igual que a una ampolleta vieja. Se les puede decir de todo, porque no son deliberantes, son disciplinadas, obedientes y no pueden responder a los ataques de quienes no las cuidan o de quienes las odian. Están obligadas a permanecer en estoico silencio. Más aún, están obligadas a obedecer -todo lo que se le ocurra- al ministro del cual dependen. Una fórmula ya conocida para -con medidas populistas- ganarse los votos de la ciudadanía y proyectarse más allá del Ministerio.

Gendarmería es otra cosa y por lo mismo, el Gobierno se están ganando un gran problema gratuitamente. No me extrañaría que en unos días más, el Presidente de la República, por un mal asesoramiento -una vez más- tenga que recoger el guante.

 

¡Llamado a reunión!

«…todas las organizaciones asistentes se comprometieron a redoblar esfuerzos para hacerse escuchar, continuar con estas reuniones y fortalecer la unión del mundo militar en retiro, adoptar acciones comunes actuando con una sola voz, e incrementar las actividades propias de las distintas organizaciones para alcanzar el objetivo de lograr una justicia “justa”, la misma que rige para todos los chilenos, excepto para los ex uniformados.»

Por Roberto Hernández Maturana

El jueves 21 de junio pasado se reunieron representantes de 47 organizaciones de personal en retiro de las Fuerzas Armadas y Carabineros.

La invitación fue materializada por CORYNAV, organización que reúne a las directivas de los Centros de Coroneles de Ejército, Fuerza Aérea, Carabineros y los Capitanes de Navío de la Armada en situación de retiro con el propósito manifestado de fortalecer los tradicionales e históricos vínculos existentes entre las distintas instituciones que reúnen a los ex uniformados.

A la reunión concurrieron representantes de Oficiales y Suboficiales de distintas organizaciones tales como la Multigremial de las Fuerzas Armadas, Carabineros, Investigaciones y Montepiadas; la CONFAR; UNOFAR; Cuerpo de Generales y Almirantes en Retiro; Cuerpo de Oficiales Superiores de las FF.AA. COSUR, Asociación Nacional Gremial del Personal en Retiro de Las FF.AA. y Carabineros de Chile AG; CIRJOCAR; Círc de Of femeninos (R) de Carabineros; Círculos de Suboficiales Mayores (R) del Ejercito, de la Armada, de la Fuerza Aérea y de Carabineros; la Unión de Cursos Militares UCMIL (Egresados de la Escuela Militar); Caleuche; Círculo de Oficiales en Retiro de las FF.AA.; SOF en Retiro de la FACH “Cóndores de Plata”; Cuerpo de Generales en Retiro de Carabineros; Fed. Nac. Carab. (FENACANIR) y diferentes Regimientos Tradicionales del Ejército, además de las distintas ONG que se preocupan por la defensa de los derechos humanos y jurídicos de los presos y perseguidos políticos militares.

En nombre de CORYNAV dio la bienvenida, el presidente del Centro de Coroneles en Retiro del Ejército, Cristián Labbé Galilea, quien destacó el propósito de unión y conocimiento entre las distintas organizaciones invitadas, expresando su deseo de que esta reunión constituyera una instancia de camaradería y acercamiento y unión tras la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan al mundo militar en retiro.

En la conversación que tuvo lugar a continuación, resaltó la preocupación de las diferentes organizaciones por la persistente persecución que continúan sufriendo los ex uniformados, la que ha continuado en el actual gobierno de Sebastián Piñera y el apoyo que las diferentes agrupaciones intentan dar a los presos políticos militares y las familias de condenados sin beneficios penitenciarios en los presidios de Punta de Peuco y Colina 1.

Se destacó la indiferencia de nuestra sociedad que ha sido influenciada por años de desinformación y aceptación de una versión tergiversada, maniquea y unilateral de una historia presentada sin causalidad ni justicia.i

Quienes hicieron uso de la palabra manifestaron su preocupación por el incumplimiento hasta la fecha del actual gobierno, no solo de su Programa de Gobierno – que en Justicia y Derechos Humanos se comprometía a homologar las garantías procesales del antiguo y el nuevo sistema procesal penal (los ex militares son los únicos juzgados bajo el antiguo sistema); a dar garantías a todas las personas imputadas para que tengan derecho a un juicio

racional y justo, sujeto a las mayores garantías establecidas en nuestro ordenamiento jurídico; a permitir que las personas presas en edad muy avanzada, o con enfermedades terminales o invalidantes puedan sustituir la pena por arresto total en su propio domicilio o en un establecimiento adecuado a salud y edad, según su elección – sino que también a los compromisos de campaña que el ex jefe de Campaña de Sebastián Piñera y actual Ministro del Interior expresara a los dirigentes de organizaciones de militares en retiro en el sentido de que el nuevo gobierno se preocuparía de permitir que los ex uniformados que cumplen condenas tuvieran acceso a beneficios penitenciarios de los cuales hoy están excluidos y de llegar a una “justicia justa” para los ex uniformados, compromiso que se llevaría a cabo en los primeros 100 días de gobierno.

Así, confiados en la palabra del hoy Ministro de Justicia, y pese a la desconfianza con el candidato Piñera producto de los agravios provocados por aquél en su anterior gobierno, las organizaciones de ex uniformados que acompañaron al candidato José Antonio Kast en la primera vuelta llamaron votar por el candidato de Chile Vamos, con cuyos votos consolidó su triunfo. Sin embargo, a la fecha, el Presidente no ha honrado su palabra.

De esta forma, todas las organizaciones asistentes se comprometieron a redoblar esfuerzos para hacerse escuchar, continuar con estas reuniones y fortalecer la unión del mundo militar en retiro, adoptar acciones comunes actuando con una sola voz, e incrementar las actividades propias de las distintas organizaciones para alcanzar el objetivo de lograr una justicia “justa”, la misma que rige para todos los chilenos, excepto para los ex uniformados.

¡No Pica la Abeja a quien en Paz la Deja!

Por Cristián Labbe Galilea
¡No afloje alcalde, no afloje! ha sido la reflexión recurrente a raíz de las presiones que se han ejercido, desde diferentes sectores, para que el edil de Santiago revoque su decisión de cerrar el liceo Amunátegui, expulsar a los alumnos instigadores de la “toma” y a los responsables de los destrozos ocurridos en el establecimiento.
Una vez más, estamos en presencia de una autoridad que cumple el mandato ciudadano ejerciendo debidamente sus atribuciones, y de quienes, por aparecer políticamente correctos, quieren que este tipo de 
vandalismos quede impune.
Mis experimentados lectores saben que: “el tiempo y los hechos han demostrado que por el camino de la laxitud y la debilidad se llega muy fácil al descontrol, al abuso y, por supuesto, a la irresponsabilidad”.
Por lo mismo, hace bien el gobierno en esforzarse por demostrar, en sus primeros cien días, que va a cumplir sus compromisos y que tiene la firme voluntad de reestablecer el imperio de la ley dentro de un marco de sana convivencia, donde se respeten las libertades individuales y al mismo tiempo, se asegure la pacifica coexistencia de la diversidad que se da en la sociedad moderna.
¡Ese ha sido el mandato que la mayoría ciudadanía le dio al Presidente, y éste no tiene más opción que cumplir… si verdaderamente está decidido a trascender!
En este sentido no pocos sectores, consientes obviamente de que aún es muy corto el tiempo transcurrido, perciben muy débil la voluntad de honrar los compromisos asumidos y la palabra empeñada en el periodo electoral.
Ésta  semana “por misteriosas circunstancias” esta pluma se enteró de una reunión privada de más de treinta organizaciones de personal en retiro de las fuerzas armadas donde se manifestó explícitamente que: “no se ve, en las actuales autoridades, la voluntad de enfrentar -en derecho y derechamente- la injusta persecución política que sufren militares, de todos los grados, en circunstancias de que se evidencia una actitud distinta con respecto a los causantes de la crisis que vivió el país en los 70”.
Como desde que existen los celulares ya nada es secreto y todo se graba, este inquieto columnista se enteró de que los presentes coincidieron en que el camino era
“fortalecer la unidad y en mantener una acción prudente pero intensa… y en no renunciar a la tarea de constituir una fuerza capaz de dar paz y tranquilidad a la familia militar”.
Como me señaló uno de los participantes de dicho encuentro, y que además es parte de nuestras tertulias semanales: “existe total coincidencia en los uniformados en retiro de que deben fortalecer los enlaces, aunar las fuerzas y ‘comprimir lo más que se pueda el resorte de su causa’ para que unidos se  transformen en un potente zumbido capaz de conseguir acciones realistas y concretas”
Informado de lo anterior, y a propósito del zumbido que se avizora, estas líneas se apresuran en transmitir a sus palaciegos lectores de que no se olviden del viejo refrán que dice…  ¡no pica la abeja a quien en paz la deja!

por la boca muere el pez…, desconfianza en la justicia y el veto de la izquierda

Por Jaime Manuel Ojeda Torrent, PhD.Universidad Libre de Bruselas
La pasada semana el Senador Chahuán en reunión privada de su colectividad habló mal de su gobierno, pero lo éticamente grave, es que lo hizo molesto, debido a una decisión del Gobierno que afectó a un pariente. Es más, Chahuán va a la justicia por la filtración de sus dichos, eso si que esta conducta tiene un nombre, pero se deja implícita. ¿Esta conducta le habrá servido para lograr ganar las elecciones?
El Ministro Larraín en una reunión privada de su partido político, dijo que la mayoría de los jueces eran de izquierda, aunque todo el mundo político lo sabía, pero nadie lo había hecho público. Verdad aprobada por el Gobierno, ya que éste no lo desmintió y por Parlamento, ya que tampoco lo interpeló.
El  honorable Senador Chahuán y el Ministro de Justicia Larraín, por filtración de sus palabras en una reunión privada, sufrieron las consecuencias que tiene, el hablar por detrás y no cara a cara la ciudadanía. Y como siempre sucede, la verdad más temprano que tarde, sale a la Luz.

La verdad, que hablar por detrás, es muy común en los chilenos, pocos tienen la valentía moral y la honestidad, de decir lo que piensan o creen, pero esta conducta es más propia en el mundo político. De ello deriva la frase «Políticamente Correcto»

Lo más grave de todo, es que la ley fomenta estas nocivas conductas, al condenar con cárcel, a quienes graben y divulguen hechos, que van en perjuicio de la fe pública o los delitos que se cometan en un recinto del Estado o dentro de la propiedad privada.

Un sabio dicho chino dice: «Los políticos por esencia, salvo escasas excepciones, se comportan como él o la infiel, que no quiere perder ni pan ni pedazo»

Por otra parte, la cada vez mas frecuente concurrencia de militares procesados por causas de DD.HH. al tribunal Constitucional por sentirse atropellados en sus derechos y garantías constitucionales revela que algo anómalo esta ocurriendo… ¿Se podrá confiar en un sistema de justicia, donde el que condena es al mismo tiempo el fiscal acusador? 

Eso sucede actualmente en Chile, donde un sistema procesal obsoleto se aplica en la actualidad, a los militares por lo hechos ocurridos hace más de 40 años.

Se trata de un sistema de justicia abusivo y arbitrario que no obedece a los standards modernos, que no asegura las minimas garantias al imputado  y que de caer en manos de un juez vengativo es letal para el afectado.

Es de esperar que el Tribunal Constitucional corrija esta discriminación, a no ser que antes, lo hagan los mismos Tribunales de Justicia. Hecho que se ve muy poco probable, debido a lo aseverado por el Ministro de Justicia, de que la mayoría de los jueces son de izquierda, palabras que no fueron desmentidas por el Gobierno y Parlamento. «El que calla otorga».

Esta semana también fuimos testigos de la intención de la autodenominada bancada feminista de izquierda, para eliminar los reconocimientos públicos al Senador Jaime Guzmán, es oportuno recordar que al asesinarlo cobardemente, la izquierda apartó a ese hombre que con valentía y fundamentos reivindicó los hechos que legitiman el 11 de septiembre de 1973 y el combate al terrorismo que debió enfrentar el Gobierno Militar.

La izquierda puede intentar borrar vestigios de ese honroso Senador de la República, a la vez que pretender exaltar a Allende y su cuestionable legado, como acostumbra a intentar lavar cerebros. Felizmente, la última palabra son los hechos históricos, que tarde o temprano invalidará las torcidas

¿Derecha engañada?

Älvaro Pezoa Bissières, Ingeniero Comercial y Doctor en Filosofía

Últimamente se ha podido constatar la desilusión de sectores importantes de la derecha, especialmente en la UDI y RN, por las posturas adoptadas por el gobierno en materias “valóricas”. Ésta se justificaría doblemente. De una parte, porque se estarían dando pasos no comprometidos durante la campaña electoral ni en el programa de gobierno (por ejemplo, legislar favorablemente la posibilidad de la “adopción homoparental”). De otra, porque dado lo anterior el gobierno estaría desviando esfuerzos del cumplimiento de promesas realizadas que fueron altamente votadas por la ciudadanía (seguridad, infancia, pensiones, crecimiento económico, paz en La Araucanía) a cambio de seguir en demasía los vaivenes de la “calle” y las exigencias de grupos minoritarios pero vociferantes. Como botón de muestra: el haberse sumado acríticamente a reivindicaciones feministas ideologizadas. Similar desconcierto expresan muchas personas no militantes afines al sector.

El desencanto de aquellos puede entenderse. No es lo que querrían para Chile. Pareciera que en el fondo de sus conciencias no están de acuerdo en aspectos esenciales con las iniciativas del gobierno que han apoyado. Hubiesen esperado otra cosa. ¡Sí!, puede ser, se comprende. Sin embargo, no resulta posible creer que se sientan engañados. Salvo para unos pocos ingenuos radicales, lo que está ocurriendo era lo esperable. Las convicciones que mueven al Presidente y su equipo más cercano en este ámbito da la impresión que se reducen a la defensa de la vida (aunque nunca tanto como para intentar revertir la “despenalización del aborto” en tres causales) y muy poco más. Era predecible lo que se podía esperar de un gobierno encabezado por él y su círculo de hierro en temas como familia, matrimonio, género, adopción. Obviamente la carga sería estibada para donde pareciese que se inclina la mayoría circunstancial, en dirección de conseguir la aceptación por parte de élites de opinión pública reducidas pero influyentes o en orden a mostrarse centrista, moderado, moderno, evitando el riesgo de ser tildado de “cavernario”.

No hay, por lo tanto, espacio para el desengaño entre quienes sabiéndolo no quisieron hacerse cargo y optaron por unirse al carro de la victoria sin poner mayores condiciones, sin intentar levantar otras candidaturas (incluso desestimando buenos nombres entre los suyos) o se sumaron numerosamente ante el llamado al “sufragio útil”, temerosos y urgidos por rumores de desorden social y crecientes amenazas de un mayor deterioro en la marcha económica del país (y no pocas veces personal, claro está).

El Pedestal y las Escaleras

Cristián Labbé Galilea
Hoy por hoy, las crónicas nos distraen pendularmente desde: los enviados especiales del Papa Francisco al popular mundial de futbol en Rusia y, entre estos puntos, los temas policiales ocupan el resto de los espacios noticiosos, quedando disminuidos a la mínima expresión los verdaderos problemas que afectan nuestra contingencia. Y, si algo aparece, son aspectos de segunda importancia que dan cuenta de la desvinculación del mundo político con la realidad nacional.
Además de pugnas al interior de las coaliciones, rabietas, acusaciones y descalificaciones entre parlamentarios, llama la atención la “incontinencia legislativa” que sufre nuestra sociedad política. ¡Todo lo arreglan… proponiendo una ley!
Tratando de llevar agua a sus molinos, los parlamentarios encuentran que el mejor camino para mantener a sus electores contentos es planteando iniciativas legales, al punto que ya vamos en más de veinticinco mil leyes -con sus respectivos y numerosos articulados-, de las cuales algunas además de ridículas están obsoletas, como la ley que prohíbe el batirse a duelo o el sacarle las plumas, pelos o similares, a los animales de los vecinos.
Como si eso fuera poco, ahora algunos alcaldes han asumido “dudosas responsabilidades normativas” regulando los piropos, el cuidado de las mascotas y otras medidas tan ambiguas como regular el uso de las plazas y muchos etcéteras más…
Distraídos por estos temas se nos olvida el adagio jurídico que enseña: “la ley no hace la virtud”, y que no sacamos nada con seguir redactando leyes porque… “ninguna ley va a servir si no hay quien la haga cumplir”.
Imagínese, mi piadoso lector, el tamaño que tendrían las tablas que recibiría Moisés si subiera hoy a recoger los mandatos de la ley… (hace más de dos mil años fueron sólo diez, y tienen vigencia hasta el día de hoy).
Frente a esta realidad, imposible no acordarse del político español, varias veces ministro de Alfonso XIII, conocido como el Conde Romanones (Álvaro Figueroa y Torres 1863 – 1950) quien, al ver que la actividad de los políticos de su país estaba absorbida constantemente por temas distintos a los que afectaban a la comunidad dijo, la frase que hasta hoy se recuerda en el mundo de las letras políticas: “hagan ustedes las leyes, que yo haré el reglamento”.
Nada más objetivo, claro y práctico….  Romanones experimentó en carne propia -y así lo hizo saber- que los problemas se solucionan con más acciones y menos discusiones.
Son muchos los problemas que afectan a nuestra sociedad, que pueden ser solucionados efectivamente si nuestras autoridades se concentran más en la realidad, menos en las encuestas y no se distraen en discusiones políticas bizantinas o en iniciativas que quedan en eso… meras ideas. ¡Hoy no se requieren más leyes sino más decisiones! ¡No se puede liderar sin actuar!
La sabiduría popular es muy clara al respecto, sugiere a los políticos que:… “al pedestal no se llega con escaleras sino con obras buenas…”.

Piñera y su deteriorada veleta

Por Roberto Hernández Maturana

El diccionario de la real Academia Española define una “veleta” como un objeto de metal, generalmente en forma de flecha, que puede girar sobre un eje vertical y, colocado en lugares altos, señala la dirección del viento.

Sebastián Presidente Piñera elegido Presidente por un 54% de la ciudadanía, prometió en su campaña volver a crecer, crear empleos y mejorar sueldos; mejorar la calidad y el acceso a la salud; mejorar la calidad de la educación en niños, jóvenes y trabajadores; combatir la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico; asegurar un nuevo trato con niños y adultos mayores.

En cuanto a Justicia y Derechos Humanos, en su Programa de Gobierno, presentado a todos los chilenos cuyo apoyo buscaba en la elección presidencial de fines de 2017, el actual gobierno prometía homologar las garantías procesales del antiguo y el nuevo sistema procesal penal. En el mencionado programa la coalición “Chile Vamos” planteaba que “Habiendo transcurrido 17 años desde la Reforma Procesal Penal, es necesario avanzar en dar garantías a todas las personas imputadas para que tengan derecho a un juicio racional y justo, sujeto a las mayores garantías establecidas en nuestro ordenamiento jurídico”; más adelante agregaba: “Por razones humanitarias y de dignidad permitir que las personas de edad muy avanzada, o con enfermedades terminales graves, o que les impidan valerse por sí mismas, y que se encuentren cumpliendo condenas en cárceles, puedan sustituir la pena por arresto total en su propio domicilio o, según su elección, en un establecimiento adecuado a su situación de salud o avanzada edad”. El planteamiento referido a Justicia y Derechos Humanos fue el canto de sirena que Piñera y su comando utilizaron –  especialmente entre la primera y segunda vuelta electoral – para captar el voto del mundo militar en retiro, que hace años viene pidiendo una “justicia justa”, la misma que se aplica a todos los chilenos. Ellos ante la disyuntiva de continuar con la posibilidad de seguir siendo gobernados por un gobierno inepto o apoyar a Piñera que, si bien ya había faltado a sus compromisos con el sector en su primer gobierno, al menos representaba la posibilidad de tener una administración mas eficiente, conciente de la necesidad de enmendar los errores del pasado… Al menos, así les manifestó su Jefe de Campaña, Andrés Chadwick, hoy Ministro del Interior a los dirigentes de organizaciones de militares en retiro, interlocutores del Jefe de Campaña quienes a contrapelo, decidieron confiar en la palabra del hoy ministro, y entonces representante de Piñera en las tratativas, y llamaron al renuente mundo militar en retiro, a pasar el trago rápidamente, vencer la desconfianza, y votar por el entonces candidato, en la esperanza que esta vez sí, la derecha se preocuparía de buscar una “justicia justa” para los ex uniformados, compromiso que se llevaría a cabo en los primeros 100 días de gobierno.

Hoy miles de ex uniformados y sus familias, al igual que esos millones de chilenos que representaron el 54% del electorado, ven con preocupación el  rumbo que ha tomado el actual gobierno con sus medidas populistas hechas al parecer para una minoría vociferante, con una política reactiva  de la que algunos políticos del sector comienzan a cansarse. Así una parte de la UDI y algunos de Renovación Nacional comienzan a criticar abiertamente el accionar del actual mandatario y sus ministros, demandándole que cumpla su programa de gobierno.

Al parecer la veleta del Presidente Piñera quién evidencia un complejo enfermizo por caerle bien a la gente, ha sufrido una vez más un grave desperfecto. Ya le pasó en su anterior gobierno cuando pavimentó el camino a una segunda administración de Bachelet, con las consecuencias políticas, sociales y económicas de todos conocidas. Hasta ahora gobierna entre homenajes a la izquierda y sus próceres, y ácidas críticas al gobierno militar.

La deteriorada veleta del Presidente al parecer no le está permitiendo ver que la mayoría de los chilenos lo eligió para que desarrollara su programa que prometía más crecimiento, más empleos, mejor salud, mejor educación, protección a la infancia y a los adultos mayores, mayor seguridad y combatir la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico.

¿Y los militares en retiro y sus familias?, solo una cosa “justicia Justa” … la misma que se da a todos los chilenos, reflejada en su programa de gobierno en cuanto a Justicia y Derechos Humanos

Los electores de Sebastián Piñera, convencidos  u obligados por las circunstancia, esperan que su gobierno cambie el rumbo… y deje de pavimentar el camino hacia otro gobierno de izquierda.

Entender bien el feminismo

Por Álvaro Góngora Escobedo

Las dirigentes del movimiento feminista se refieren a sus requerimientos con una conceptualización diferente según la visión de que se trate, que puede llevar a equívocos para comprenderlos y tratarlos. Están las que tienen por objetivo terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres, y también con los atropellos que muchas veces padecen. Y están las que luchan contra la sociedad «patriarcal»: «Sabemos que no vamos a vivir para ver caer el patriarcado, pero nuestra lucha es por las que vienen», o «gritaremos más fuerte que nunca, porque el patriarcado ya no nos asusta, 1° mujeres». Estas dirigentes fundan sus aspiraciones en la llamada ideología de género. Es el feminismo radical.

Las ideólogas mundiales de esta posición datan el origen del sistema patriarcal en el paleolítico, surgido en el Cercano Oriente, extendiéndose por el mundo mediterráneo hacia el resto de Occidente. Alude a la hegemonía masculina en todos los ámbitos, públicos o privados, existiendo una distribución desigual de derechos y obligaciones en desmedro de la mujer, que vive sometida y relegada a las labores del hogar, la maternidad y el cuidado de los hijos.

No hay información suficiente para sostener la vigencia de un matriarcado, pero estudiosos han encontrado pruebas que hablan de sociedades matristas, de superioridad femenina, aunque su jerarquía no controlaba totalmente las actividades masculinas. Las mujeres eran medulares y honradas, poseyendo la autoridad en la familia y tribu, por cuanto la filiación de los hijos se establecía por línea materna y realizaron durante épocas una actividad agrícola útil para la mantención del grupo. El predominio masculino ocurrió con el pastoreo, la caza y cuando la guerra fue gravitante, pero concluyen que hubo etapas donde tales antepasados vivieron en grupos con una relativa igualdad entre los sexos, sin opresión y marginación de la mujer (C. Olária).


Sabemos, por lo demás, que el patriarcado fue mitigándose a lo largo del siglo XX, lenta pero progresivamente, cambiando en buena medida la vida de las mujeres en la educación, el mundo laboral y profesional en general, en actividades deportivas y políticas, etc. Las evidencias están a la vista, aunque es innegable que todavía subsisten formas machistas y vestigios de conducta patriarcal. Pero hay consenso en que debe implementarse un cambio cultural que transforme esencialmente las relaciones entre hombres y mujeres, fundamentado en la dignidad que posee toda persona, erradicando el acoso, abuso y actitudes machistas en ambientes laborales y de estudio.

Entonces, considerando todo este panorama, hay que saber diferenciar los feminismos en boga.

Uno, democrático digamos, pugna por la igualdad legal y moral, aspira a que mujeres y hombres posean los mismos derechos efectivos, un trato justo y sin discriminación de ningún tipo, un feminismo de equidad. En cambio, la ideología de género aboga por un feminismo que habla de patriarcalismo opresivo para acentuar la contradicción que experimenta habitualmente la mujer (C. Hoff). Para Dale O’Leary, una feminista de renombre y especialista en el tema, el feminismo de género se basa en una interpretación neomarxista cuyo objetivo es deconstruir todos los modelos de comportamiento de la mujer, incluidas las relaciones sexuales y familiares. A este respecto, F. Engels fue preciso: «El primer antagonismo de clase de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en el ámbito del matrimonio monógamo, y la primera opresión de clase, la del sexo femenino por parte del masculino».

Como este postulado, que se opone a los sentimientos naturales de la mujer, no logró concientizar a las feministas de equidad (E. Prieto), las activistas en cuestión propusieron implementar, desde fines de los años 70 en adelante, una estrategia menos directa, sutil. «Las feministas radicales empezaron a poner sus miras en instituciones como las universidades, los organismos estatales y las Naciones Unidas» (O’Leary).

un Juez por excelencia

Por Jaime Ojeda Torrent,  PhD.Universidad Libre de Bruselas

Ha fallecido un Juez por excelencia, don Alfredo Pfeiffer Richter (QEPD), quien durante más de 47 años en el Poder Judicial, supo poner al servicio de la justicia, la plenitud de su capacidad profesional, su excelente preparación jurídica y una profunda dedicación al estudio de cada caso que le correspondió juzgar.

Es un axioma que todos los jueces se conocen por la calidad e imparcialidad de sus fallos. Al Juez Pfeiffer, nadie lo podría haber calificado de presentar jurídicamente un determinado sesgo político, económico o social en sus fallos, es más, todos sus dictámenes eran  muy respetados por defensores, acusadores y colegas, debido a la imparcialidad, transparencia, claridad, precisión y concisión en la fundamentación de sus veredictos.

La verdad, es que sin duda reunía todos los méritos para ser elegido Ministro de la Corte Suprema, pero  no lo consiguió a pesar de haber estado

en quinas desde el año 2001 y en ocasiones, con la más votación del Plena de la Corte Suprema. Pero su rigor jurídico e independencia de sus dictámenes le pasó la cuenta. Es así como la Ex Concertación y fundamentalmente el Partido Socialista, rechazó su designación como Supremo. Sin duda por no ser un Juez no garantista o los que el Ministro de Justicia llamó izquierdistas.

La grave injusticia profesional, cometida con un Juez Pfeiffer, es un fundamento más, para cambiar el denigrante proceso por el cual deben pasar los excelentísimos jueces candidatos a la Suprema, donde su calidad profesional que no está en duda ya que sus pares lo presentan como el mejor de los mejores, no es relevante, sino si sus fallos y opiniones aplaudidas por el Poder Político de Turno, en su caso por la izquierda.

El país y la Corte Suprema no tuvieron el honor y el privilegio de contar entre sus integrantes con un Juez íntegro como sin duda lo fue don Alfredo Pfeiffer.

Sugerencia al Senador Chahuán y al ex camarada Desbordes

Por Christian Slater Escanilla Coronel de Ejercito (R)

El jueves 14 de junio pasado, CNN difundió la entrevista de Tomás Mosciatti al abogado, historiador, analista y escritor José Rodríguez Elizondo. Una entrevista que todos los chilenos deberían ver.

En unas de sus destacadas intervenciones, Rodríguez, refiriéndose a los militares, manifestó: “…un Ejército de una calidad intelectual que no la soñaban los antimilitaristas de los años 50 o 60, llenos de doctores, de magister, de diplomados, todos con un segundo idioma y coetáneamente con una clase política que tú muy bien los debes saber, al igual que yo, absolutamente desprestigiada, en su gran mayoría…”, a lo cual Mosciatti, leyendo un pasaje del libro escrito por Rodríguez -“Historia de la relación civil militar en de Chile”- agregó: “…aquí se dice que afecta la relación cívico militar la percepción militar de la mala calidad de los políticos…”.

Al respecto y considerando sus recientes críticas al actual gobierno -según nota en “El Mercurio” y otros medios, del sábado 16 de junio- sugiero contratar o al menos considerar, a todos aquellos ex uniformados de la Fuerzas Armadas de Orden y Seguridad, tanto Oficiales como Suboficiales, muchos de ellos con altos niveles de preparación en distintos ámbitos de gestión, para acelerar la “instalación en regiones”, donde -al parecer- están faltos de voluntarios o escasos de competencias adecuadas para los cargos vacantes.

Demás está nombrarles Senadores, Diputados, Alcaldes, Concejales, Jefes de Oficinas y Servicios a la comunidad, Presidentes de Partidos, Presidentes de Chile y muchos otros cargos públicos que, habiendo tenido una formación militar, por su eficiencia, real vocación de servicio y sin color político, han resultado un éxito, siendo elegidos democráticamente y repitiéndose por más de un período.

Y para que no se mal entienda, señalo desde ya, no estar disponible, pero sí hay muchos militares en retiro, con mayores y mejores cualidades profesionales que, por un sueldo bastante menor al que actualmente se ofrece en los puestos mencionados, estarían dispuestos a trabajar por Chile.

La disposición constitucional octava transitoria es inconstitucional

Extracto de la presentación del abogado Adolfo Paúl Latorre, del libro de su autoría titulado «La disposición constitucional octava transitoria es inconstitucional” efectuada el 12 de Junio de 2018.

Hoy los jueces aplican a los militares el antiguo sistema de procedimiento penal. Ellos fundamentan su proceder en la disposición constitucional octava transitoria, que fue dictada con motivo de la reforma procesal penal que se llevó a efecto durante la primera década del presente siglo y cuya finalidad era la de reemplazar definitivamente el sistema de procedimiento penal inquisitivo antiguo, que no respeta la garantía constitucional del debido proceso,  por otro nuevo que sí la respeta.

Dicha disposición, en su inciso primero, facultó al legislador para establecer fechas diferentes para la entrada en vigor de la reforma procesal penal en las diversas regiones del país.

Normalmente los preceptos legales de carácter procesal rigen in actum; es decir, al momento de su publicación en el Diario Oficial. Sin embargo, considerando la enorme magnitud de la reforma, se estimó necesario que su entrada en vigor se hiciere en forma gradual o progresiva.

Por otra parte, en su inciso segundo, la precitada disposición estableció que las leyes que modifiquen el procedimiento penal “se aplicarán exclusivamente a los hechos acaecidos con posterioridad a la entrada en vigor de tales disposiciones”. Esta misma norma fue incorporada en el Código Procesal Penal como artículo 483.

Es necesario hacer hincapié en que el de verdadero sentido y alcance la disposición constitucional octava transitoria, como lo ha señalado el Tribunal Constitucional, “fue establecida para permitir la entrada en vigor gradual o progresiva del nuevo sistema procesal penal” (Nota de Chile Merece: El nuevo sistema procesal comenzó a operar en Chile gradualmente a partir del año 2005).  Ella estableció así la coexistencia de dos sistemas procesales penales y una desigualdad ante la ley, puesto que a los habitantes de ciertas regiones les era aplicado el sistema antiguo y a los de otras el nuevo, dependiendo de si estaba o no vigente el nuevo sistema en la respectiva región.

Por la antedicha razón de la magnitud de la reforma, y la necesidad de que ella entrara en vigor en forma gradual, esta desigualdad se justificaba durante el tiempo que tomó su entrada en vigor, razón por la que no era arbitraria, sin embargo, al entrar el nuevo sistema procesal en pleno vigor en todo el territorio nacional —el 16 de junio de 2005— dicha disposición quedó sin razón de ser, desapareció su ratio legis. Al no existir una causa o motivo razonable que la justifique, establece una discriminación arbitraria; una diferencia de tratamiento injusta, odiosa y caprichosa que la Constitución prohíbe.  Por lo tanto, dicha disposición es inconstitucional, quedó derogada tácitamente y es, en consecuencia, inaplicable.

Refuerza la precitada inconstitucionalidad el hecho de que dicha disposición, establecida para que rigiera transitoriamente mientras se cumplía una determinada condición, vulnera disposiciones permanentes de nuestra Carta Fundamental de mayor jerarquía que ella; tales como las relativas a la igualdad ante la ley, la prohibición de discriminaciones arbitrarias y la garantía del derecho humano a un debido proceso.

Lo anterior resulta evidente para cualquier persona de mediana inteligencia. Sin embargo, aparentemente no resulta así para los jueces que conocen causas sobre violación de derechos humanos quienes, incumpliendo una norma esencial de nuestro Estado de Derecho, no someten su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella  y continúan aplicando el sistema de procedimiento penal antiguo, sobre la base de la precitada disposición constitucional transitoria y del artículo 483 del Código Procesal Penal que de ella se deriva y que es igualmente inconstitucional considerando que el Tribunal Constitucional ha manifestado que “el artículo 483 del Código Procesal Penal, tildado de inconstitucional, es idéntico a la octava disposición transitoria de la Carta Fundamental”, razón por la que “encuentra sustento en dicha norma fundamental”.

Por otra parte, dicho Alto Tribunal ha dicho: “la pervivencia normativa del antiguo sistema de procedimiento penal encuentra respaldo en la disposición octava transitoria de la Constitución”.

En conclusión, podemos decir que los jueces que sustancian causas de derechos humanos le han dado el carácter de permanente a una disposición constitucional transitoria, que ya cumplió su objetivo y que, dada su inconstitucionalidad, está derogada tácitamente y es inaplicable; aberración que ha sido cohonestada por el Tribunal Constitucional.

A mayor abundamiento, cabría citar lo expresado por la Corte Suprema de Justicia: “en un Estado Democrático de Derecho no resulta concebible que sus ciudadanos se encuentren sometidos a dos clases distintas de justicia: para algunos, una impartida por un órgano independiente del persecutor, oportuna, fundada en un procedimiento esencialmente oral, acusatorio; y para otros, una impartida por un órgano vinculado de manera estrecha con el que investiga y, por consiguiente, en la que se ven afectados los principios de imparcialidad e independencia; además de aparecer en la actualidad tardía, sustentada en un proceso escrito e inquisitivo”.

También cabría hacer presente que la disposición constitucional octava transitoria contraviene la norma del inciso final del artículo 77 de la Carta Fundamental;  norma que faculta al legislador orgánico constitucional para fijar fechas diferentes para la entrada en vigencia en las diversas regiones del territorio nacional de las leyes procesales que regulen un sistema de enjuiciamiento, pero con una limitación: el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en todo el país no podrá ser superior a cuatro años.  Esta norma fue publicada el 10 de enero de 2008, habiendo transcurrido ya más de cuatro años desde que el nuevo sistema procesal penal comenzó su entrada en vigor —en forma gradual, el 16 de diciembre del año 2000— de modo que, de acuerdo con el principio de favorabilidad, debió haber sido aplicada a contar de esa misma fecha. La pervivencia de leyes procesales que han sido sustituidas por otras solo se justifica cuando tales leyes contienen disposiciones más favorables al imputado, lo que no es el caso, puesto que las normas del sistema de procedimiento penal inquisitivo antiguo son enormemente desfavorables para el imputado.

Por último, debemos tener presente que la Constitución, en el número 26º de su artículo 19, asegura a todas las personas: «La seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio».

La segunda razón para que el precitado absurdo pueda producirse es que los jueces no les aplican a los militares las normas sobre prescripción de la acción penal.  Si lo hicieren, no les sería aplicado el antiguo sistema procesal penal, ni tampoco el nuevo, por cuanto los supuestos delitos que les son imputados ocurrieron hace más de quince años, que es el plazo de prescripción máximo, para los delitos más graves.

Los jueces tratan de justificar su delito de prevaricación —al fallar contra leyes expresas y vigentes— mediante el ardid de calificar los hechos investigados, ocurridos hace cuarenta o más años, como “delitos de lesa humanidad”.

Pero resulta que los “delitos de lesa humanidad” fueron incorporados en nuestro ordenamiento jurídico recién en el año 2009 por la ley 20.357, que solo es aplicable a hechos cuyo principio de ejecución sea posterior a su entrada en vigencia, el 18 de julio de 2009,  de modo que al aplicarla a hechos anteriores a esa fecha los jueces vulneran gravísimamente el principio de legalidad y de irretroactividad de la ley penal;  un principio esencial del derecho penal que indica que no puede sancionarse penalmente un hecho que a la fecha en que se cometió no estaba tipificado como delito.

Gracias al precitado ardid y en virtud de que los “delitos de lesa humanidad” tienen el carácter de imprescriptibles, los tribunales admiten a tramitación querellas y someten a proceso, hasta el día de hoy, a personas que son imputadas por supuestos hechos delictivos ocurridos hace más de cuarenta años, los que están absolutamente prescritos.

Antes de poner término a mi exposición, enunciaré algunas conclusiones y reflexiones personales:

A fin de conciliar nuestro ordenamiento jurídico con nuestra propia Constitución Política y con el derecho internacional de defensa de los derechos humanos, considerando que los jueces no someten su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y no obstante estar derogados tácitamente, es preciso derogar expresamente la disposición constitucional octava transitoria y el artículo 483 del Código Procesal Penal; aunque bastaría con la derogación de este último artículo, que requiere menor quórum para su aprobación en el Congreso.

Este proceso de persecución política contra los militares, que es llevado a cabo en sede judicial dentro del ámbito de una justicia prevaricadora, obedece a numerosos motivos u objetivos, siendo uno de los principales el de destruir a las Fuerzas Armadas.

Evidentemente, no se trata de destruirlas físicamente, sino que moralmente, de neutralizarlas; de hacer que ellas dejen de ser lo que son, que ellas dejen de ser lo que tienen que ser: fuerzas al servicio de la nación y no guardias pretorianas del gobierno de turno. Las Fuerzas Armadas, de ese modo, se transformarían de órgano del Estado a instrumento del gobierno.

Lo que se busca es hacer desaparecer en los militares la convicción interior sobre la finalidad de su profesión y, así, someterlos absolutamente al gobernante de turno; de transformarlos en verdaderos autómatas y reducirlos a la condición de instrumentos ciegos en manos de quien tenga el poder. Lo que se persigue es convertir a los militares en funcionarios moralmente neutros, cuyo único oficio consista en el manejo técnicamente eficiente del arma que el Estado pone en sus manos, sin conciencia de cual es el verdadero sentido de la función militar.

La verdad es que un ejército así no puede servir a la nación. La historia ha demostrado que el convertir a las FF.AA. en el brazo ejecutor de un sector político o social ha dado siempre malos resultados. Si el ejército no tiene conciencia propia y capacidad de opinión, corre el riesgo de convertirse en instrumento de tiranía y de corrupción, como está ocurriendo en un país hermano.

De lo que se trata, en definitiva, es destruirle a los militares su capacidad moral para volver a intervenir y asumir el poder político, en caso de que nuevamente se produjesen en Chile situaciones que pongan en peligro intereses vitales de la patria y no haya otro recurso para salvar a la nación, como ocurrió en el año 1973. En estos casos las Fuerzas Armadas se ven forzadas a tomar una decisión moral: ¿a quién obedecerán? ¿al presidente de turno o al mandato constitucional de defender la soberanía nacional, la democracia y las libertades?

Debemos tener presente que las Fuerzas Armadas constituyen “una institución especializada para resguardar y asegurar, en última instancia, los valores sagrados de una sociedad” y que ellas son las garantes en última instancia del orden institucional de la República  y la instancia final a la que la nación recurre en las situaciones más extremas, como nuestra historia lo ha demostrado. Y, como dijo Alberto Edwards Vives: “Si el sable se levanta, es porque las otras fuerzas sociales han caído en la impotencia”.

Los militares, carabineros y policías son perseguidos y privados de libertad por haber combatido y derrotado a las organizaciones subversivas, guerrilleras y terroristas en los años 70 y 80. Ellos evitaron que tales organizaciones asaltaran el poder y sometieran a nuestro país a un régimen totalitario marxista.

Si se sigue persiguiendo y condenando a nuestros soldados por haber ejercido el legítimo derecho de rebelión y combatido la violencia revolucionaria, dando cumplimiento a su misión esencial de defender a la patria, no podemos pretender que nos defiendan ante una nueva agresión totalitaria, sabiendo que años después quienes pedían a gritos su intervención los abandonarán, los perseguirán, los humillarán y los encarcelarán.

Son muy pocas las naciones en el mundo que, tras vivir tragedias parecidas a la nuestra, han persistido durante más de cuatro décadas en mantener vivos los odios y en hurgar obsesivamente en las heridas del pasado, obstaculizando e invalidando todo intento de acercar los espíritus en torno a la construcción del mañana.

Resulta absolutamente inaceptable que el Poder Judicial, protector por antonomasia de los derechos humanos de todos los ciudadanos, sea quien vulnere los derechos humanos de los militares. Nada puede haber más frustrante para ellos que el avasallamiento de sus derechos por parte de las instituciones llamadas a garantizarlos. Peor todavía en circunstancias de que están en su actual situación por haber servido a la nación según les fuera demandado en circunstancias trágicas para nuestra patria.

Cuando los jueces desconocen la Constitución, la ley y los principios rectores del derecho penal; cuando no cumplen la función objetiva y neutral que deben cumplir; cuando procesan y fallan según sus convicciones políticas o ideológicas y no de acuerdo con lo que la ley señala; en fin, cuando abusan en grado extraordinario de su poder estamos ante una verdadera “subversión judicial”; la que al ser cohonestada por los poderes Ejecutivo y Legislativo se transforma en una tiranía judicial.

¡Ya es hora de decir basta al abuso y a la odiosa persecución contra los militares!

No hay futuro para una nación que tolera, en impávido silencio, la anestesia de sus conciencias y los eclipses de la verdad; cuando en ella se olvida o se tergiversa la historia; cuando se trata de imponer una verdad oficial ideologizada y ajena a la verdad objetiva; o cuando los jueces vulneran abiertamente la legalidad vigente, principios jurídicos esenciales y garantías fundamentales de las personas, y utilizan el derecho penal como instrumento de venganza.

Fausto y La Llamada de la Tribu

Por Cristián Labbé Galilea

En nuestros últimos coloquios semanales, el gran protagonista ha sido el recientemente publicado libro de Mario Vargas Llosa “La llamada de la tribu”. Sin ser, en lo personal, un devoto lector del Premio Nobel de Literatura 2010, reconozco en sus obras una “envidiable pluma”, especialmente en esta última publicación donde relata su biografía intelectual, su desplazamiento desde la izquierda comunista, pasando por el socialismo en sus múltiples expresiones, hasta “aterrizar”, redimido y converso, en las fértiles llanuras de la sociedad libre.

Revisando a los principales pensadores del occidente libre, Vargas Llosa desciende, sin complejos ni disimulos, al mundo real, a la tierra donde la persona -el individuo- está por encima de cualquier consideración, tribal, política o partidista y donde el estado surge como una respuesta a los requerimientos del hombre libre.

Como dijo uno de nuestros contertulios: “el Nobel peruano ha recorrido el camino inverso del que siguen nuestros ilustres parlamentarios… quienes, cegados por un sinnúmero de complejos políticos, se deslizan hacia la izquierda más populista, en una profunda oscuridad intelectual”.

Coincidimos los presentes en que los señores políticos (y sus adláteres) deberían percibir este ensayo como antídoto contra la ignorancia y la sandez.

Es un hecho incuestionable la fatal debilidad que atosiga a nuestro sector político -los partidarios de la sociedad libre, los no de izquierda-: nada le incomoda más que le digan “es de derecha”. La negación es instantánea… ¡perdóname pero yo no soy de derecha!  E inmediatamente empiezan “las vueltas de carnero” y una sarta de conceptos ambiguos, confusos e imprecisos que buscan infructuosamente mostrar una traza coherente.

No hay dudas de que algún reflexivo lector de estas líneas podrá pensar que es una amplificación de situaciones puntuales, y que gracias a esas actitudes, más bien indefinidas, es que se le han podido arrebatar importantes banderas a la izquierda progresista. ¡Craso error… poco a poco se ha ido “apagando la luz” de las grandes causas del hombre libre!

¿Cómo no?, si los derechos humanos pueden ser violados en nombre de los propios derechos humanos, como es el caso de los militares, que son juzgados por un sistema distinto con el que se juzga a todos los demás ciudadanos de este país.

¿Cómo no?, si a la democracia se la puede dejar destruir en nombre de la propia democracia, como es el caso de Venezuela.

¿Cómo no?, si la muerte puede ser celebrada en nombre de la vida, como es el caso la legislación pro aborto.

Casos sobran… y no porque la izquierda progresista hoy en día aparezca desarticulada, los representantes de la sociedad libre se van a dejar seducir -como Fausto en la obra de Goethe- y le van a vender su alma a Mefistófeles para conseguir unos puntos más en las encuestas…

Más vale que nuestros políticos se convenzan de que ni con la izquierda ni con el diablo se puede pactar, y  que les será más práctico tomar el camino que siguió Vargas Llosa: desoigan “La llamada de la tribu

Aplicación distorsionada de la ley

Por Jaime Ojeda Torrent

Intencional o no, que los jueces por causas de Derechos Humanos, están aplicado distorsionadamente las leyes y tratados por DD.HH., ya que estas no amparan a terroristas o extremistas, ni los indemnizan y en consecuencia, no condenan a sus persecutores los agentes del Estado. Además, al parecer han cometido el delito de perseguir y encarcelar a militares y policías, a través de Tribunales inexistentes legalmente o brujos.

Tribunales brujos, debido a que han sustanciado los procesos mediante la figura del Ministro en Visita en sede Penal, sin considerar que tal figura jurídica se abolió, tras modificar el Código Orgánico de Tribunales. Se han cumplido más de 17 años desde que dejasen de existir los Ministros de Fuero en sede criminal, de tal forma que  deberán quedar nulos sus fallos o como inexistentes sus veredictos.

 

Por lo anterior y de aplicarse con rigor la Constitución y las leyes vigentes, todos los jueces que han condenado a policías y militares por causas de DD.HH., deberían presentar su renuncia indeclinable y ser juzgados por arrogarse funciones que la ley no les confiere y sobre todo, por aplicarlas para complacer a la izquierda con una figura legal que dejó de existir el año 2000, deleitando en forma muy particular al Partido Comunista y sus filiales, las organizaciones de DD.HH., que aplauden a rabiar sus fallos, por concederles más que millonarias e inusuales reparaciones y satisfacer su sed de venganza.

Feminismo: ¿Dónde está la Diosa Blanca?

Por Cristián Warnken Lihn

A raíz de las denuncias por abusos y maltratos que todos los días aparecen en los medios de comunicación, se ha popularizado la idea de instaurar protocolos y normas para asegurar una buena convivencia. No cabe duda que se hacía necesario reaccionar de manera clara contra conductas impropias, y algunas muy violentas y agraviantes, contra las mujeres, por parte de un machismo a veces cavernario o simplemente trasnochado. A lo que apunta este movimiento feminista es a un cambio cultural, un cambio que podría ser muy necesario y positivo, pero, como toda «revolución», entraña peligros que es importante ver desde un comienzo. Uno de esos peligros: la protocolización excesiva de todo. No es sensato pasar de la ausencia de normas y reglamentos que protejan a los abusados, a una maraña que pretenda regular cada acción, movimiento o expresión donde pudiera sospecharse una pulsión «sexista» o machista. En algunas universidades norteamericanas se ha llegado al delirio de calcular cuántos segundos se puede sostener una mirada sobre el «otro» u «otra» para que no sea interpretado como acoso.

La demonización del piropo es otro absurdo. No todo puede ni debe ser protocolizado: la vida es mucho más compleja, cambiante, libre, que lo que un conjunto de reglamentos puede dictar. En las universidades eso es particularmente sensible: el exceso de formalización, de metodologías, de objetivos, ha asfixiado la necesaria libertad de cátedra, que debe siempre nutrirse del entusiasmo, la creatividad y lo inesperado. La tecnificación pedagogista desanima cada vez más a buenos profesores a seguir enseñando. Agregarle ahora más protocolos a la vida universitaria puede terminar por convertirla en un espacio «higienizado» pero muerto.

Leo que en algunas facultades se están haciendo «talleres de deconstrucción machista». Se ayuda a los alumnos hombres a reflexionar sobre su posible calidad de «cómplices» o «gestores» de violencia sexista. Me parece bien generar espacios de reflexión en que hombres y mujeres podamos darnos cuenta de los vicios en la manera de relacionarnos y comunicarnos, arraigados atávicamente.

Pero el lenguaje usado para convocar a estos «talleres» me recuerda mucho el concepto de reeducación aplicado en dictaduras totalitarias (en la China de la revolución cultural de Mao, o en Cuba) que buscaban «extirpar» cualquier atisbo contrarrevolucionario en las personas. Una cosa es combatir el machismo cavernario, otra es debilitar lo masculino, al punto de invitar casi a una autocastración, debilitamiento o humillación del sujeto masculino. El lenguaje usado viene de las teorías de la deconstrucción que algunos filósofos franceses convirtieron en «jerga» sectaria y casi en religión en los 70. Preferiría un lenguaje más invitante y positivo.

Cuando las mujeres han ocupado un lugar central en la sociedad, la cultura y la creatividad han florecido. Pienso en los siglos XI y XII en Provenza. Los hombres estaban ocupados en la guerra, las damas se apoderaron de las cortes y organizaron tertulias, torneos de poesía. Allí surgieron los trovadores y la reinvención del Amor, que cambió completamente la manera de entender la relación hombre-mujer.

Eso esperaría de esta «revolución»: menos protocolos, más poesía. Poesía: la «Diosa Blanca» -según Graves-, resistencia desde lo intuitivo matriarcal contra lo racionalista patriarcal. ¡Y tenemos a nuestras grandes Sibilas, Gabriela Mistral y Violeta Parra, para hacerlo!

La invitación debe ser a pensar y a repensar lo masculino y lo femenino, y eso requiere más profundidad, más pensamiento que meros eslóganes y clisés. Sería una lástima que esta «primavera» feminista terminara en inquisición y resentimiento, sin espacio para la crítica ni el humor. Porque -como dijera Nietzsche- «sospecho de toda verdad que no venga acompañada de una carcajada».

La escala de la depresión

Por Sergio Urzúa Hernández

Pensando en la semana pasada, ¿cuántas veces experimentó las siguientes situaciones? «Dormí mal», «Tuve poco apetito», «Estuve decaído/a», «Me costó concentrarme», «Todo lo que hice requirió esfuerzo», «Sentí que le caigo mal a la gente», «Estuve triste» y «Tuve episodios de llanto». Sorprendentemente, el reporte repetido de este tipo de eventos puede sugerir el padecimiento de una compleja y dolorosa enfermedad: la depresión.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la depresión es la principal causa de la pérdida de años de vida sana en el mundo. Se estima que más de 350 millones de personas la padecen y los números van en alza. En los EE.UU., por ejemplo, se ha documentado su aumento sostenido durante la última década, siendo el crecimiento más rápido entre los jóvenes de 12 y 17 años (desde un 8,7% en el 2005 hasta un 12,7% en el 2015). En su expresión más severa, la enfermedad puede llevar al suicidio. De ahí que las alertas estén puestas sobre el sorprendente aumento global de estos fatales eventos (60% desde los 70s). Los recientes casos de Kate Spade, Inés Zorreguieta y Anthony Bourdain nos recuerdan el siniestro y letal actuar de esta enfermedad.

Y en Chile el tema hay que tomárselo muy en serio. De acuerdo con los datos del Estudio Longitudinal Social de Chile, un 18,3% de la población reporta al menos depresión moderada (7,2% en el nivel más alto), alcanzando la cifra un 23% entre las mujeres y siendo el norte del país la zona con las tasas más altas. Y entre los niños y jóvenes los números no son menos preocupantes: estudios ubican la prevalencia de la enfermedad mental en torno al 7% en estos grupos, y en aumento. Si a esto se agrega el alza estable en la tasa de suicidio adolescente del país, que se dobló desde los 90s, las alarmas no pueden dejar de sonar.
¿Por qué se le está haciendo más difícil al ser humano controlar las voces internas que gatillan la depresión? No hay respuesta definitiva, pero el adictivo uso de las redes sociales se comienza a perfilar como una potencial explicación. Y es que se hace más difícil silenciar las propias cuando el tumulto de virtuales voces externas es continuo y ensordecedor. Además, la aspiración a una realidad ajena a la propia, que se cree a la vuelta de la esquina por aparecer en una pantalla, golpea nuestros equilibrios más profundos. Y a esto se agrega el sufrimiento de nuestra emocionalidad ante la creciente soledad, el moderno exilio de la privacidad ante la demanda de un «me gusta» y el cyberbullying , de brutal impacto sobre la infancia y adolescencia.

Pasó desapercibido, pero Apple y Google presentaron esta semana aplicaciones para ayudar a sus usuarios a controlar el tiempo que interactúan con celulares y tablets . Peculiar movida, ¿no? Quizás no tanto. En una de esas sus datos ya muestran que la afirmación «Pasé la mayor parte del día frente a un dispositivo» también permite detectar la depresión. ¿Y no será la causa?

Reflexiones sobre el pago de Chile y el combate al terrorismo

Por Jaime Manuel Ojeda Torrent,  PhD.Universidad Libre de Bruselas.

Es notable observar como conocidos  políticos y poderosos empresarios que participaron activamente en el Gobierno Militar o que se hicieron millonarios gracias a ese Gobierno, desconocen cobardemente su  pasado. Los mismos que  antes se postraban ante la presencia de Pinochet, agradeciendo haber salvado sus vidas y a Chile y por ser el único Presidente en la historia, que ha llevado al país, a ser admirado por todas las naciones del mundo; los mismos que para mostrar con orgullo,  su relación con éste, tenían en el living de su casa y en el lugar más destacado, un altar con una foto  Pinochet firmada por éste, y los más apitutados y privilegiados, senda imagen junto a su persona, para mostrar el grado de relación que supuestamente  tenían con éste. Para que decir la posición de sus hijos y nietos hoy en día. ¡lo que se hereda no se hurta!

A estos patéticos personajes les pregunto :¿Dónde están las fotos de y con Pinochet ?, ¿Qué motivó que las sacaran?. Porqué cuando se les pregunta sobre su opinión sobre el Gobierno Militar, con una seguridad que abisma, dicen: «Yo voté por el No, yo no vi nada ni supe nada, yo fui uno de los pocos que  le levanté la voz a Pinochet o yo le dije con firmeza que no estaba de acuerdo, conmigo no se atrevía», etc.,

Son los mismos que en forma innoble y despreciable  han dejado solos a los militares y policías sufrir una  venganza político – judicial, orquestada por el comunismo con la ayuda y beneplácito de los partidos de izquierda, a través de jueces de esa tendencia como los llamara hace pocos días el Ministro de Justicia, encarcelan a policías y militares que mantuvieron a raya el terrorismo, dejando en cambio a quienes lo ejercieron en libertad y forrados en plata,  producto de millonarias indemnizaciones del Estado. Sin duda sólo se está cumpliendo con la cruel e histórica sentencia  «El pago de Chile»

Por otra parte, en su cuenta pública el Presidente Piñera, llamó a la pronta aprobación del proyecto de «Ley Antiterrorista», la que hipotéticamente persigue neutralizar el terrorismo, venga de donde venga y sin importar sus motivaciones.

La verdad es que este proyecto tal como ésta presentado, no va a solucionar ni tangencialmente el problema llamado terrorismo, ya que su contenido no parte de la base de que el terrorismo es una guerra informal  donde todo vale en la consecución del objetivo y que entre mayor dolor, destrucción, daño y muerte causen, más exitosas son sus acciones. Guerra Informal, de conducta maquiavélica, que no guarda ni respeta las formas, principios y reglas de las guerra regulares o acciones policiales, que si están regidas y normadas por leyes de validez nacional e internacional. Los terroristas no tienen ni Dios ni Ley.

Lamentablemente este proyecto no considera que toda organización policial o militar, para enfrentar con éxito grupos terroristas, debe contar con una formación y los equipos materiales adecuados. Y lo más importante, estar respaldados por una legislación que les permita actuar sin temor, frente a criminales inescrupulosos. El combatirlos con los procedimientos policiales y militares regulares, conforma un verdadero suicidio. Esto explica porque Carabineros y PDI, están actuando con las manos atadas y con temor en la Araucanía, además de conocer la tragedia que han vivido y viven sus compañeros militares y policías, por combatir durante el Gobierno Militar a los terroristas de izquierda, donde la legislación sobre DD.HH., ha sido trastocada, con fines  netamente de venganza política en su contra.

De esta forma, si no se les entrega las herramientas adecuadas, nuevamente serán  los uniformados el futuro pato de la boda ante la cobardía de la derecha para sostener sus principios y la pertinacia de la izquierda para amañar las leyes transformándolas en instrumento de venganza.

 

Nueva democracia

 

Por Axel Buchheister Rosas

La democracia funciona mediante representantes electos y exige sujeción al derecho. Y en ella los parlamentarios son los únicos que aprueban las leyes que rigen en la sociedad. Pero en Chile es cada vez menos así. Mientras en el Congreso se discute un proyecto de ley de identidad de género, que definirá si habrá en Chile un reconocimiento a un estatus más amplio que la tradicional dicotomía “hombre y mujer”, como asimismo, la eventual forma, requisitos y oportunidad en que se podrá solicitar el cambio de sexo y, consecuencialmente, de nombre, la Corte Suprema dictó un fallo que autoriza la rectificación de ambos en la partida de nacimiento en un caso concreto, basada en declaraciones efectuadas por un organismo interamericano.

La pregunta que surge es para qué seguir tramitando el proyecto de ley. Porque la Corte ya decidió hacer una reforma al respecto; no importa que no haya ley, el asunto va igual. Implícitamente, además, que a los parlamentarios no les sirve de nada votar en contra, porque esto ya fue definido afuera. Lo paradójico es que la sentencia se emitió conociendo de un recurso de casación en el fondo, que tiene por objeto anular decisiones de tribunales inferiores que han incurrido en “infracción de ley”, transgresión que el máximo tribunal declaró luego de reconocer expresamente que no existe ley que regule la materia. ¿Cómo se puede incurrir en infracción de una ley que no existe? El recurso judicial existente para cautelar la supremacía de la ley, sirve de base para reemplazarla. Y cabe recordar que la única manera de no aplicar la ley vigente -que nada dice al respecto- sería declararla inconstitucional, lo que es competencia del TC.

Pero no sólo los jueces asumen los fueros parlamentarios, sino también los alcaldes. Se presenta un proyecto de ley que prohíbe las bolsas plásticas en el comercio, cuando ya muchos alcaldes las han prohibido. Esto, a pesar que la Contraloría ha establecido que carecen de la facultad de hacerlo. Pero inventaron una solución: las “ordenanzas municipales voluntarias”, que todos sabemos que a los supermercados no les queda otra que cumplirlas “voluntariamente”. Algo que en cualquier estado de derecho sería investigado como una extralimitación de funciones, pero no aquí. Y qué hablar de los alcaldes que crean figuras cuasi delictuales como el acoso callejero. Es que sobra la norma constitucional que dice que sólo la ley puede tipificar infracciones y establecer sanciones.

Lo preocupante es que no ha habido ni un solo parlamentario que haya salido a defender sus fueros como generador de las normas que rigen la convivencia. Los de izquierda, porque están felices de que la frontera se mueva hacia su lado y los de derecha, porque no se atreven a jugársela por nada. Siendo así, propongo que se suprima el Congreso -bastante caro nos cuesta- y que la vida social se rija en lo sucesivo por fallos y ordenanzas municipales. Una nueva forma de democracia.

Marginado y Kast… tigado

Por Cristián Labbé Galilea

Sin una metodología rigurosa, he intentado desentrañar los sentimientos y las reacciones del común de los ciudadanos sobre la cuenta pública que entregó el Presidente, llegando a la conclusión de que: fuera de los “señores políticos”, que aprovecharon la ocasión para lucirse con frases descalificadoras o con halagüeños comentarios, y; de los medios de comunicación que con sus elaborados compendios llenaron páginas y páginas, el mensaje presidencial no causó ningún impacto considerable.

Situación que era altamente predecible. Con menos de tres meses de gobierno no es mucho lo que se puede mostrar (excepto algunos errores no forzados) y lo que se señalara para el futuro no serían más que proclamas que a la opinión pública… poco convencen.

Pero así como nada importante se podía esperar de este primer mensaje presidencial, tampoco era esperable que se cometiera un error tan torpe como no invitar al ex candidato presidencial, José Antonio Kast, a un acto republicano como este.

Un detalle, que pudo ser atribuido a un simple error, ha generado gran malestar a un sector importante de la comunidad nacional, especialmente en estos días cuando las encuestas le asignan al “marginado” una adhesión de más del 14 %.

A nadie se le ha olvidado -excepto a las autoridades del gobierno- que en las pasadas elecciones, a minutos de conocidos los resultados de la primera vuelta, el “segregado”, actualmente cabeza del movimiento Acción Republicana (AR), adhirió sin condiciones al hoy en día Presidente de la República.

Se acrecientan la decepción con la política y el desencanto con el actual gobierno, cuando se constata que si algo ha diferenciado a este novel político es: su consecuencia y su estilo de llamar a las cosas por su nombre, ¡diciendo al pan pan y al vino vino!

Fehacientemente esa forma de actuar le permitió, en primera vuelta, obtener un 8% de los votos y ahora al hablar con claridad, sin temores ni complejos y diciendo las cosas por su nombre, sin medias verdades ni dobleces…. le ha permitido un significativo incremento en el apoyo ciudadano.

Queda entonces demostrado que en política, como en la vida: “las cosas (y las cuentas) tienen que ser siempre claras y el chocolate muy espeso”.

Dirá mi prudente lector que: “el gobierno está recién partiendo y que hay que darle tiempo”. Pero lamentablemente (según mis investigaciones) quienes siguen la política desde cerca han percibido, en este corto período, señales inequívocas que alimentan la sospecha de que en esta ocasión se podría repetir un escenario similar al del periodo anterior, donde se incumplieron compromisos formalmente contraídos, por ejemplo, con los uniformados en retiro.

Ahondan las aprensiones lo que está ocurriendo con los evangélicos, quienes fueron determinantes en la elección pasada y que, ahora, al sentirse defraudados por el gobierno, amenazan con pasarse a la oposición.

Por último, surge la duda de si, dada esta tendencia oficial de conducirse en forma políticamente correcta y con tendencia reiterada a moverse hacia la izquierda, cuando alguien actúa con consecuencia y habla con la verdad, corre el riego de  ser marginado y Kast… tigado.