¿Quien grabó al Comandante en Jefe?

  1. Por Roberto Hernández Maturana, Coronel de ejército en Retiro

No lo conozco, al menos físicamente.

Pero creo conocerlo, o al menos me lo imagino.

Es difícil decidir por donde comenzar…, pero no quisiera pensar que es un “infiltrado político” en las filas del ejército, que es muy probable que los haya.

Mas bien – y me parece la peor posibilidad de todas – es que debe ser un “infiltrado cultural”.

Un “militar” (así entre comillas) permeado por una crisis que atraviesa en lo valórico a toda la sociedad actual y a sus Instituciones, en que se plantean nuevos paradigmas de sociedad y familia, que desprecia las instituciones y todo lo que represente lo “permanente”. Quizás ese “militar” (así entre comillas), vive sin saberlo afectado por la filosofía hedonista pregonada por Arístipo en el siglo IV antes de Cristo, pero tan en boga hoy, en donde “el hombre es la medida de todas las cosas”, y en la que “el disfrute del placer actual, inmediato, es el principio capital y el fin del hombre”. Para la persona hedonista sólo cuenta el instante, el momento. El ayer pertenece a la historia; el mañana es un incierto signo de interrogación; nada más que existe el hoy, el ahora. Esta forma de pensamiento ha servido excelentemente al neomarxismo en los tiempos que vivimos, para exacerbar los resentimientos sociales y alentar los conflictos “de clase”. Una sociedad en que todos, izquierda y derecha ven a la profesión militar como una “pega” más, y no como una “forma de vida” que caracterizaba la vida de quienes abrazaban la carrera de las armas… No debemos olvidar que la acción de profesar también consiste en creer en algo, en inclinarse voluntariamente hacia una idea o un valor.

Hoy pareciera ser que no se profesa, se anteponen los “derechos” por sobre los “deberes” que debe cumplir todo integrante de una institución como lo es el Ejército en beneficio del colectivo que es la sociedad.

Hoy más que nunca necesitamos militares, quienes desde sus sentimientos más profundos proveniente de su yo interior, tengan el convencimiento de sacrificar sus derechos y velar por el cumplimiento de sus deberes para que otros (la sociedad) gocen de sus derechos. Eso implica el “hasta rendir la vida si fuera necesario” como reza el Juramento a la Bandera que todo militar hace al comienzo de su carrera.

Pero volvamos a tratar de descubrir al personaje que motiva estas líneas:

Sin duda es un “militar” (así entre comillas) que asistió a una de las eventuales reuniones reservadas, que cada cierto tiempo hacen los Comandantes en Jefe del Ejército con todo el personal de una guarnición (en este caso de Santiago), para tratar y exponer directamente y sin tapujos algún tema que esté afectando gravemente a la institución. En ellas el Comandante en Jefe entrega su confianza a la discreción y lealtad de todos sus subalternos, de soldado a general.

Por lo tanto, fue un “militar” (así entre comillas), y de acuerdo a las informaciones de la prensa, al tratarse de una reunión con oficiales de la guarnición de Santiago, habría sido un “oficial” (así entre comillas).

Me imagino a ese “militar” resentido por algún hecho en que se sintió perjudicado y guardando su despecho para descargarlo en forma artera, lo hace ahora cobardemente para enlodar a toda una institución.

Un “militar” con un ego tan grande y enfermizo que es capaz de traicionar la confianza de superiores y camaradas con los que ha compartido parte importante de su vida – y si es parte de la “familia militar”, la mayor parte de su vida – anteponiendo su rencor y autosuficiencia en sentirse dueño de “la verdad”, por encima de una institución a la que se ligó de por vida cuando juró a la bandera (lo que seguramente hizo repitiendo el juramento como un papagayo)…

Pero además (y ya no diré “un militar”,) un desleal y un cobarde que gansterilmente se aprovecha de ese momento de confianza, para grabar esa conversación y entregarla a medios periodísticos sensacionalistas, grabación que él sabía, sería usada para hacer “bolsa” al Ejército… y si pensaba que sólo iba a perjudicar a su Comandante en Jefe, entonces además de desleal y cobarde es un imbécil, porque este “incidente” ha sido un verdadero festín para quienes quisieran cambiarlo todo en el ejército, y politizarlo bajo el supuesto de una sujeción y control total de las FF.AA. al “poder civil”, cosa que por lo demás ya existe, y es parte de la naturaleza de las Fuerzas Armadas como instituciones permanentes del Estado.

Sin duda el uniformado (no diré el “militar”) que entregó esa grabación del Comandante en Jefe a la prensa, robada desde una reunión reservada al ámbito militar, es sólo “alguien” que se disfraza de militar, que no alcanzó nunca a percibir la grandeza de la institución a la que pertenece, y a la que debería dejar más temprano que tarde… Para gustitos personales debería ir a otros ámbitos…, como la política…, o la farándula quizás.

Creo en el comandante en Jefe del Ejército

Por Christian Slater Escanilla, Coronel de Ejército en Retiro

Creo en él porqué soy un militar de honor y entiendo la urgente necesidad de reforzar el Ethos de la Profesión Militar.

El General Ricardo Martínez llegó a su actual cargo no por casualidad. Seis anteriores Comandantes en Jefes supieron –en algún momento de sus exitosas carreras militares– de su existencia. Decenas de Oficiales más antiguos que él fueron sus superiores y lo debieron calificar en innumerables oportunidades. Otros tantos fueron sus instructores y profesores en los diferentes cursos de requisitos para ascender a Teniente, Capitán o Mayor.

Otros, fueron sus profesores en la Academia de Guerra y paralelamente, todos los años de su carrera militar, 35 o más veces, fue sometido a una minuciosa revisión de su desempeño.

Como Coronel, por reunir los requisitos, alcanzó el grado de General con los votos favorables que obtuvo de quienes en ese momento, como Generales integrantes del Alto Mando Institucional, determinaron que reunía las condiciones para lograr ese ascenso.

Durante su Carrera militar, por su preparación profesional, se hizo merecedor al mando de un Regimiento, Escuela, División y otras unidades. Y así, sorteando todos requisitos apoyado por todos los que le dieron el pase, llegó a Comandante en Jefe del Ejército, con la aprobación del Gobierno de turno.

Por lo mismo creo en el General Martínez, así como siempre he creído en las capacidades y liderazgo de sus seis antecesores, al mando de la Comandancia en Jefe del Ejército de Chile. Desde el General Augusto Pinochet hasta el General Humberto Oviedo.

Si no creyera en él, sería un traidor. Tan traidor como quien grabó y probablemente vendió a un medio de comunicación –al igual que Judas– sus francos y directos comentarios frente a sus camaradas. Podré no estar de acuerdo con algunos aspectos de lo que señaló o cómo lo dijo. Podré dudar de la calidad de sus asesores directos, de la lealtad de sus colaboradores más cercanos y también podría dudar de la idoneidad de los oficiales de su círculo más cercano. Podré dudar de quienes tienen la obligación de cuidarlo o protegerlo, aunque en ello se les vaya su propio puesto. También, podré dudar de los partidos políticos que lo atacan o apoyan, interesadamente, pero jamás duraría del profesionalismo y la honorabilidad de un Comandante en Jefe.

Todos los que hemos sido Comandantes de diferentes Unidades Militares, en más de una vez nos hemos equivocado en nuestras expresiones. No una, varias veces y también –los más honorables– han tenido la hombría para reconocer sus errores frente a sus unidades y subordinados. Sé lo que es ejercer la autoridad y disciplina sobre quienes están bajo el mando de una autoridad militar. Conozco de las presiones, directas e indirectas y del mal uso del concepto de “familia militar” para intentar torcer la mano.

A los militares que dudan de cualquier Comandante en Jefe, no importando como se llame, están dudando, entonces, de su propia hombría. Esa que no supieron cuidar y respetar, antes de atacarlo a través de los medios comunicación o las redes sociales, sin darse cuenta que son ellos mismos los que más se desprestigian. No solo entre sus camaradas sino también ante la sociedad completa.

De todo lo que he escuchado puedo dar fe que el General Ricardo Martínez se ha ceñido al código de honor establecido en el Manual, “Ethos de la Profesión Militar”, de reciente publicación en el Ejército: (página 4-29 y 4-30)

Prácticas del honor militar:

  • Cumplo con la palabra empeñada.
  • Soy veraz y justo con las personas.
  • Me preocupo por reflejar mi carácter y fortaleza en mis actos y decisiones sobre la base de las virtudes militares.
  • Soy transparente con respecto a mis opiniones y decisiones.
  • Mantengo y hago respetar mis condiciones cuando creo en lo que es correcto.
  • Me preocupo por mantener el prestigio de la institución a través de mi actuar en toda circunstancia.
  • Actúo con transparencia y probidad en cualquier situación.
  • Demuestro coherencia personal entre lo que digo y lo que hago.
  • Soy honrado en la administración de los recursos que el Ejército pone a mi disposición.
  • Digo lo que pienso cuando algo me parece incorrecto y siempre con respeto.
  • Me esfuerzo por actuar conforme con la ética y los valores militares declarados en la Ordenanza General del Ejército.
  • Demuestro fortaleza a la hora de plantear y defender mis convicciones.
  • Califico y evalúo a mis subalternos según sus méritos y no de acuerdo con mis relaciones personales de amistad (justicia).
  • Cultivo el sentimiento de orgullo nacional al pertenecer al Ejército de Chile.

Al respecto y después de leer y repasar, una vez más este Manual que nos habla de las cuatro virtudes cardinales: la fortaleza, la templanza, la justicia y la prudencia –conceptos que debería constituir “la joya de la corona”– también debo hacer mi “mea culpa”.  Yo también he sido imprudente y me excuso públicamente. Confieso haberme hecho permeable “al liviano pelambrillo” sobre la reunión del General Martínez con más de 900 Oficiales de la Guarnición de Santiago. Con más tiempo, tomando distancia y repasando lo ocurrido puedo decir fuerte y claro: Creo en el Comandante en Jefe del Ejército de Chile, porque él no es el jefe de ningún Partido Político, no representa a ninguna corriente política. Es un soldado, que la historia lo puso al mando de una institución justo en el momento en que se inicia una crisis, que en lo personal si estimo que existe, pero lo que se debe evitar, es algo mucho más grave, es que esta se transforme en una revolución.

Ratones de cola pelada…

Por Cristián Labbé Galilea

No hay caso… cuando menos se piensa y donde menos se espera, surgen los “errores no forzados”, esos perversos tropezones políticos que nadie se explica por qué ocurren, y que tanto enmarañan la paz social y la solución de los verdaderos problemas de nuestra realidad…

Esta semana el tema fue la destrucción de “la memoria” de la cámara que llevaban los carabineros en el controvertido operativo en la reducción de Temucuicui (IX Región) y, como si eso fuera poco, a escasas horas trascendió, en un medio sensacionalista, lo dicho por el Jefe del Ejército en una reunión privada con miembros de su institución, y que alguien maliciosamente grabó.

Después de varios comentarios, en su mayoría no muy positivos (por ser generoso), uno de los  parroquianos acotó: “nos está lloviendo sobre mojado…”  para dar a entender que, si la cosa estaba mal, ahora se había puesto peor.

Se discutió latamente sobre los pormenores de ambos casos; nadie pudo explicar ni menos explicarse lo sucedido. Agotado el morbo de los “pequeños – grandes detalles”, el razonamiento se enfocó en el camino que se debía seguir para sortear esta crisis que estaba enredando en demasía al gobierno, y que amenazaba con “araucanizar” su gestión e  invalidar a las instituciones claves de nuestra sociedad… situación que uno de los presentes calificó como “la caída de los gigantes…” haciendo una sutil analogía con el título del libro homónimo de Ken Follett, señalando: “cae la iglesia, cae carabineros, cae el ejército, caen los partidos políticos, caen el orden, la autoridad y el derecho… Para qué sigo…”.

Los diagnósticos no fueron coincidentes. Para unos la cuestión de la Araucanía era “delincuencia desenfrenada”, la que debía ser tratada en esa condición y que constituía un error subirla a la categoría de terrorismo porque eran solo eso “delincuentes”, de los cuales se aprovechaba una caterva de ONG´s para obtener recursos y amenazar políticamente al gobierno; en suma, para este grupo se trataba sólo de facinerosos a quienes lo único que interesaba era el dinero.

Los más radicales defendieron la tesis de que estábamos en presencia de un “terrorismo peligroso”, dirigido por cabecillas entrenados política y militarmente en el extranjero, que además eran apoyados por organizaciones internacionales cuya bandera era la causa separatista y rebelde del indigenismo a ultranza. Amenaza que debía ser enfrentada con decisión y coraje… sin mostrar ni un dejo de debilidad.

Un tercer grupo autodefinido como “más realista” sostuvo que el tema tenía una arista, emocional y política, difícil de abordar, pues mostraba un importante apoyo comunicacional que había  sensibilizado a la opinión pública con la causa indigenista. Estos contertulios sostuvieron que los esfuerzos desarrollados por iniciativa del actual gobierno eran de largo plazo y además no contaban con una contraparte representativa, por lo que el tema no tendría solución mientras no apareciera una interlocución valida y habilitada… Mientras eso no ocurriera el gobierno seguiría dando palos de ciegos… porque los rebeldes… no daban la cara.

Todo terminó cuando uno de los contertulios remató… “hay que desenmascarar a estos violentistas que no tienen la estatura de los antiguos loncos… éstos son  traicioneros y alevosos, como todo cobarde “tiran la piedra y esconden la mano”,… los verdaderos loncos, los de verdad, siempre dieron la cara… estos son ratones de cola pelada…”

La ley de la jungla

Columna de Joe Black

Después de los acontecimientos de las últimas semanas, el término #comandojungla pasó a ser una «malapalabra», igual que #Transantiago o #NuevaMayoría. Nadie quiere reconocer su paternidad y algunos prefieren pensar que solo se trata de un nombre de fantasía caído en desgracia.

Más allá de la discusión semántica, lo que sí pasó en este lapso es que la convivencia política se volvió salvaje. Como en la selva. Afloraron los instintos animales de unos y otros (también los de unes y otres) y pudimos ver de todo.

Transcurridos varios días, llegó el momento de revisar quién fue quién -en código fauna-, en el caso que derivó en batalla campal y cuyo epicentro se situó en La Araucanía.

Por orden de aparición, la primera especie que entró en acción fueron las hienas, seres cobardes que solo atacan en manada a animales indefensos. En la selva real, las hienas uscan comida. Acá buscan robar autos, madera, ganado.

La acción de las hienas provocó la entrada en acción de las tortugas del tipo ninja, entre las cuales había una de gatillo fácil que se creía con la habilidad de Rambo cuando tenía el coeficiente intelectual de Rocky. Hizo todo mal y convirtió un thriller policial en tragedia.

Y entonces aparecieron las serpientes. Primero lanzaron veneno en el ambiente y luego trataron de extrangular a todo el Gobierno, cuando solo habían pasado un par de horas desde el comienzo de la crisis y nadie -ni el Gobierno- sabía con certeza qué había ocurrido.

Tomó la palabra la jirafa macho. Desde la altura de su cargo intentó poner las cosas en su lugar, calmar los ánimos y hacerse cargo. Pero no se dio cuenta de que, precisamente, su altura de miras le impedía observar bajo el follaje y enterarse de las cosas feas que pasan en la sombra.

Ahí aparecieron los linces. Saben que son un felino de rango menor, más cercano al gato andino o de campo que al tigre de Bengala. Entienden que son una especie amenazada (no me atrevo a decir en peligro de extinción) y que necesitan cazar presas propias para sobrevivir. Lo bueno es que tienen buena vista. Ojo de lince, de hecho. Entonces vieron la oportunidad de saltar al largo cogote de la jirafa y sin previo aviso le lanzaron una acusación constitucional. En cinco horas le habían cortado el pescuezo a la pobre jirafa.

No pocos habitantes de la jungla sintieron que la muerte de la jirafa daba por cumplido el ritual milenario de que un sacrificio humano exige otro sacrificio humano.

Pero todavía faltaba que entraran en acción los que querían provocar una estampida que ojalá arrasara con todo, incluido el león (como si fuese Mufasa) o, al menos, con su ministro del Interior. Algún barullo se alcanzó a armar. La incipiente estampida -que es un movimiento masivo, emocional, que casi nunca tiene un propósito claro- mezcló a búfalos rabiosos con tipos acaballados, burros, rinocerontes, vacas, lauchas y hasta unos camellos que fueron a puro hacer bulto.

 

Ciertamente, hubo avestruces, que prefirieron esconder la cabeza; hubo murciélagos, que solo se aparecieron en las noches para hacer tuiteos maleteros; y, como siempre, no faltaron los koalas, que tiraron licencia de puro flojos.

Yo ya me formé una imagen de todas las bestias. Supongo que ustedes también.

Preocupante desconfianza en Carabineros

Editorial diario La Tercera domingo 25 de noviembre de 2018

La escalada de casos de alto impacto en que se ha visto involucrado personal de Carabineros -desfalco millonario, suplantación de pruebas en Operación Huracán y ahora el oscuro procedimiento en que murió un comunero mapuche- ha terminado por provocar una grave crisis de desconfianza en la institución, la que probablemente tomará tiempo superar. Reviste especial complejidad que exista esta percepción hacia una de las instituciones fundamentales de la República, y que el éxito del control del delito se pueda ver afectado ante pruebas falsas o por operativos que no se ajustan estrictamente a la ley.

Si Carabineros se debilita, ello solo beneficia a quienes desprecian las leyes y necesitan impunidad. Por lo tanto, es indispensable ayudar a la institución a superar los difíciles momentos por los que atraviesa. Aun cuando el momento de la policía uniformada es muy complejo, las generalizaciones tampoco ayudan, por lo que no cabe suponer un cuadro de corrupción generalizada -los estándares de Carabineros son destacados a nivel latinoamericano- o de “descontrol”, como acusan algunas fuerzas políticas. Hay reservas suficientes para que Carabineros corrija todo aquello que obstaculiza su labor, y eso pasa por asegurar una conducción institucional que no vacile en hacer respetar los protocolos que todos sus miembros deben cumplir, y sancionar a todos los responsables de sus filas de haber cometido delitos.

Es indispensable que la institución acoja la ayuda que se le ofrezca desde el gobierno y las fuerzas políticas como una oportunidad ineludible y no como un acto de intervención injustificada. En la línea correcta están el proyecto que recientemente remitió el Presidente de la República para establecer mecanismos severos de control financiero -cuyo origen es el millonario desfalco-; también se está a la espera de un proyecto que modifica la carrera funcionaria, tanto en ascenso y destinaciones, donde el mérito, objetivamente evaluado, puede ser muy útil.

Pero hay otros aspectos también muy de fondo que vale la pena tener en consideración. El personal de la institución debe asumir la importancia de apegarse en todo momento a la Constitución y a la ley, incluso en aquellas circunstancias de extrema complejidad como las que a diario les toca enfrentar, incluso a riesgo de su propia vida.

Como objetivo de largo plazo, también resultaría acertado que se evalúe especializar el rol de las policías, en la línea de los anuncios que el gobierno ha adelantado, tal que una institución como la PDI se dedique a la investigación, mientras que Carabineros se pueda concentrar en la prevención del delito, una tarea que constituye un sentido anhelo ciudadano. También es la oportunidad para revisar -en un sentido más general- una serie de roles que cumplen las policías y que bien podrían ser asumidos por otras instituciones, de modo que no se distraigan de sus labores esenciales. Así, el control fronterizo, la vigilancia del tránsito, la entrega de notificaciones judiciales y tantas otras labores administrativas podrían ser externalizadas.

En la medida que Carabineros no supere esta desconfianza, la eficacia del Estado se ve gravemente comprometida, y por ello esta labor debe ser asumida con sentido de urgencia..

 

El conflicto cultural en las Fuerzas Armadas

Por Roberto Hernández Maturana, Coronel Ejército (R)

A raíz del último cambio “masivo” del Alto Mando del Ejército, el Ministro de Defensa ha manifestado que ninguno de los nuevos generales está implicado en hechos relacionados con Derechos Humanos, puesto que ellos egresaron en años muy posteriores a la época del gobierno militar, afirmación que ha causado complacencia en la izquierda y malestar en algunos sectores de militares en retiro. La verdad es que parece lógico, además del natural avance del tiempo, que quienes integraron las filas de la Institución entre 1973 y 1990 hayan dejado las filas de la institución, y que el Ejército quiera tener un alto mando que no sea permeable a ninguna acusación que siga exponiéndola ante la opinión pública. Ya tiene bastante con lo que hoy está viviendo… pasó Carabineros y con seguridad sectores interesados ya estarán hurgando en la Armada y la Fuerza Aérea.

La situación anterior ha hecho que el periodismo político especialmente de izquierda, se pregunte entonces si el Ejercito intenta desvincularse del pasado, pregunta por lo demás bastante majadera y tendenciosa con la que pareciera que ese sector de la prensa quisiera querer “meter el dedo en la llaga”.

La verdad es que las Fuerzas Armadas que sustentan su etos y su característica identitaria institucional en las tradiciones y la historia, no pueden desvincularse de su pasado…, NO PUEDEN, ES PARTE DE SU HISTORIA, no sólo de la historia que desembocó en los hechos de 1973, sino de toda su historia.

Distinto sí es el CÓMO el Ejército se hace cargo de su historia. Esta es una tarea constante y permanente, qué las instituciones armadas desarrollan bajo el concepto de «lecciones aprendidas», tratando de mejorar o corregir falencias para enfrentar situaciones similares en el futuro.

Por lo demás y esto es a mi juicio lo más importante…. Hoy, no sólo el Ejército, sino las FF.AA. tienen un gravísimo problema para poder compatibilizar su normativa interna con los «valores» de la sociedad actual, en que la libertad «a todo evento» se contrapone gravemente con los reglamentos institucionales, especialmente en tiempos de crisis y en el entrenamiento permanente en tiempo de paz.

Así, pareciera que hoy se mira a la función militar como una «pega» más, y no como una “forma de vida” que caracterizaba la vida de quienes abrazaban la carrera de las armas…, y en este país, el verdadero “barrido” que ciertos sectores quieren imponer como norma de vida al interior de las Instituciones de la Defensa y Carabineros, atenta gravemente contra la formación y eficiencia profesional de dichas instituciones. Así, cualquier individuo incluidos los miembros de las FFAA, hoy concurren a la justicia, lo medios de comunicación social, la ley de transparencia, etc., para reclamar lo que consideran la violación de sus «derechos», olvidando que es en las instituciones armadas dónde más deben primar los «deberes». Esto obviamente afecta gravemente conceptos como la disciplina y la verticalidad del mando en la que se basa el funcionamiento de las instituciones castrenses.

¿Se ha preguntado Ud. querido lector como se preparahoy a las FFAA especiales norteamericanas? ¡Su entrenamiento choca constantemente con lo que podríamos entender como “derechos ciudadanos”!… ¿y quién reclama?, ¿o que pasa en los mismos cursos de comandos franceses donde muere gente en instrucción?  ¿Se cuestiona allá de la forma que aquí lo harían, los derechos a los que esos soldados gustosamente renuncian para entrenarse en defensa de su país?

Por lo mismo, en los países del primer mundo, las FF.AA. “convencionales” se usan hoy mayoritariamente en misiones humanitarias, de ayuda en catástrofes, etc. Para misiones de combate, principalmente en el ámbito internacional, son empleadas casi exclusivamente fuerzas especiales, dotadas de una solida moral, espíritu de cuerpo,  y con un claro sentido de la disciplina y de la verticalidad del mando, que parece ser cada día mas débil en las fuerzas convencionales, permeadas por la ideología de los derechos por sobre los deberes.

Hoy el gran problema que viven las Fuerzas Armadas, es el verdadero choque cultural entre sus doctrinas y reglamentos con la desmedida demanda de derechos, en una sociedad cada vez  más  hedonista, donde el internacionalismo, la globalización y la deconstrucción cultural,  parecen estar por sobre el  sacrificio personal y las exigencias de la preparación para la guerra, que no están en las prioridades del ciudadano común.

Lo triste de toda esta situación es que viejos ex soldados, antaño jóvenes subalternos que si fueron educados en el mas irrestricto sentido de la obediencia y verticalidad del mando, son cada vez más olvidados y mueren y languidecen en prisión víctimas de una despiadada venganza que envuelve réditos monetarios para algunos  y políticos para muchos, especialmente de la izquierda y ciertos grupos de derecha, dispuesta a mentir e incumplir sus compromisos de buscar una justicia “justa”, con tal de alcanzar el poder.

Para la sociedad y para las instituciones armadas agobiadas por sus problemas actuales, que no supieron corregir a tiempo, esos viejos soldados hoy no son ninguna prioridad, agobiadas por problemas administrativos de larga data, que no supieron corregir a tiempo. Como siempre algunos pocos, los menos, sacaron provecho  y otros no respondieron por lo que ellos o sus subalternos hicieron o dejaron de hacer…

Es deber del Estado en su conjunto y del Gobierno en particular, cuidar el buen funcionamiento de las  FF.AA.  La defensa es tarea de todos, no solamente de sus militares,  La guerra no la declaran los militares la declaran los políticos;  las Fuerzas Armadas son sólo uno de los instrumentos con los que el Estado busca alcanzar sus objetivos junto a la diplomacia la economía y el manejo de su frente interno.  Descuidar a sus FF.AA. tendrá resultados nefastos para un país y manosearlas para provechos políticos puede tener consecuencias insospechadas y traumáticas como las ya vividas en el pasado.

¡No Estado de Derecho!

Por Jaime Manuel Ojeda Torrent, PhD.Universidad Libre de Bruselas
En estricto rigor, Francia está cumpliendo legal y moralmente con su derecho de asilar al terrorista Palma Salamanca, considerando que en Chile, los Tribunales de Justicia, no respetan las leyes y los reglamentos nacionales e internacionales vigentes, en materia de Derechos Humanos. Es decir no hay Estado de Derecho.
Los jueces chilenos que llevan las causas relacionadas con los Derechos Humanos, prevarican políticamente y como consta en los fallos de DD.HH., han ignorando o dejando de aplicar es profeso entre otras, las siguientes leyes y normas legales vigentes: Ley de amnistía (D.L,2191 de 1978), la ley 20.357 que tipifica los delitos de lesa humanidad, las normas legales relativas a la prescripción de la acción penal, las normas sobre la cosa juzgada, las normas legales y los preceptos constitucionales y de tratados internacionales sobre DD.HH., ratificados por Chile , que establecen el principio de legalidad. Además no consideran como agravante, que la supuesta víctima era terrorista.
Esta irregularidad legal en materia de DD.HH., es permanentemente reclamada públicamente por expertos jurídicos, como el abogado Adolfo Paúl Latorre.
En síntesis, existen numerosas justificaciones legales para que Francia y todos los países democráticos asilen a chilenos como el terrorista Palma Salamanca, por considerar que en nuestro país los Tribunales de Justicia en materia de Derechos Humanos, se prevarica políticamente.

Un fallo aberrante

Por Jaime Ravinet de la Fuente, ex ministro de Defensa en dos períodos (2004-2006 y 2010-2011), declaraciones al diario El Mercurio de Santiago

«El ministro se ha dado un gusto, ignorando el Código de Justicia Militar.

De acuerdo al Código Militar, el responsable es quien da las órdenes. Más aún cuando en esos momentos se vivía bajo el Estado de Guerra declarado por Pinochet, donde la desobediencia es pagada, al punto de que quien no obedecía podía ser fusilado. Espero que la Corte de Apelaciones haga justicia no solo con Cheyre, quien merece toda mi confianza y respeto, sino también en el futuro con muchos otros subordinados que están siendo procesados por causas similares a lo largo del país.

Esa de toda justicia que se condene a quienes idearon y materializaron tan horribles crímenes, pero cortar por el hilo más delgado, en este caso me parece una aberración jurídica y, para algunos, un afán de venganza y de dañar la imagen del Ejército de Chile.

La mayoría que dieron las ordenes están muertos, ellos son los responsables. Aquí el teniente Cheyre no era libre para decir: ‘mire yo llevo o no llevo el comunicado de prensa”, sino que estaba obligado a hacerlo, quien dio esa orden es responsable no quien la llevó.

Se trata de un fallo absolutamente injusto que tiene más sabor a venganza que justicia, y que implica que el ministro Carroza desconoce absolutamente lo que es el Código de Justicia Militar, que entre sus disposiciones más importantes establece la obligatoriedad de obediencia.

Ante los crímenes cometidos por la Caravana de la Muerte, lo obvio es sentenciar y condenar a quienes fueron sus responsables, pero no un teniente, un cabo, más aún en tiempos de guerra como lo declaró Pinochet, el oficial o el soldado que no obedecía, se arriesgaba a ser fusilado.

El condenar por llevar, entre otras cosas, un comunicado de prensa al diario como ayudante del entonces intendente plantea una interrogante seria no solo para Cheyre, sino para muchos otros procesados que en su época eran tenientes, subtenientes, cabos o sargentos, que no tenían otra opción que obedecer.

 

El muro de la vergüenza

Por Lucía Santa Cruz Sutil

Hace 29 años, un 9 de noviembre, el Muro de Berlín, uno de los más perversos símbolos de la brutal represión comunista, sencillamente se desmoronó, en lo que resultó ser el preludio del fin del imperio soviético. Todo ello, provocado por lo que muchos estiman fue nada más que «un colosal error administrativo».

En efecto, en el contexto de la Perestroika y la Glasnost iniciadas por Gorbachov, el gobierno alemán comunista anunció que relajaría el contacto entre los dos Berlín y esa noticia se comunicó en forma ambigua. En minutos, y a la vista de millones de televidentes en el mundo entero, miles de alemanes orientales convergieron en los puntos de control del muro, abrazándose, cantando, vitoreando y llorando. Se derribaron las barreras y una marea de germanos orientales cruzó la frontera. Había sucedido, como lo había previsto 12 años antes (incluido el año en que debía suceder), el periodista inglés Bernard Levin: «sin pólvora en las calles, sin barricadas, sin colgar a los opresores en los postes de la luz, sin saquear ni incendiar las oficinas de gobierno, sin tomarse las radios, sin defecciones masivas de militares, un día simplemente se mirarán unos a otros y se darán cuenta de que ya no es necesario ocultar la verdad en sus corazones».

Ese fin de semana más de dos millones de habitantes de Berlín Oriental cruzaron la frontera hacia la libertad para celebrar lo que se describió como «la fiesta callejera más grande en la historia del mundo».

Veintiocho años antes, pasada la medianoche del 12 de agosto de 1961, mientras la mayoría dormía, el gobierno de Alemania Oriental envió cientos de camiones de soldados y trabajadores a destruir los accesos hacia Occidente e instalaron postes gigantescos con alambres de púa, cortaron las líneas telefónicas y bloquearon las líneas de tren. La justificación pública fue impedir «que los fascistas occidentales penetraran Berlín Oriental», aunque, obviamente, el éxodo en los últimos años había sido de más de tres millones de personas buscando refugio en Berlín Occidental. Lo llamaron «La Muralla de Protección Anti Fascista». Pero era el comienzo del ominoso muro de concreto armado de 155 kilómetros de longitud, casi cuatro metros de altura, cercado por la llamada «franja de la muerte», patrullada por perros salvajes y soldados con la orden de disparar sus metralletas sin advertencias previas, el mismo muro que, durante casi tres décadas, desgarró familias y separó amistades, pero, por sobre todo, erigió lo que allá llamaron «el muro en el cerebro», esa «creencia omnipresente de que no hay escape, que no hay esperanza».

Y de ese modo se construyó el sistema de control del pensamiento más poderoso de la historia y la población nunca más pudo leer un texto, ver una imagen, o recibir instrucción en las escuelas y las universidades sin que antes fueran aprobados por el aparato del partido.

Pero hubo escapes. Casi cinco mil personas arriesgaron sus vidas y lograron traspasar la frontera, saltando desde las ventanas adyacentes al muro, escalando las cercas de alambre, arrastrándose por los alcantarillados, chocando a alta velocidad. Claro está, 239 personas fueron brutalmente asesinadas en el intento.

Es sorprendente que en el corazón de Europa se haya podido erigir una sociedad totalitaria parapetada tras un muro de concreto.

También es sorprendente que ese régimen -que para las derechas parecía todopoderoso e imbatible, y para las izquierdas el único fin lógico posible de la historia- cayera sin un disparo.

Sin embargo, lo más sorprendente es que los fieles seguidores de la ideología del socialismo real y sus derivados, y sus nuevos discípulos de hoy, sigan floreciendo en nuestras universidades, en los medios de comunicación, en los parlamentos y sindicatos y pretendan -y muchas veces consigan- legitimidad democrática e incluso una cierta superioridad moral.

“Confieso que he Mentido”

Por Cristián Labbé Galilea

Confieso que no siempre los temas del día a día, por llamativos que parezcan, dominan nuestras conversaciones… La idea ha sido examinar la contingencia desde una perspectiva histórica, tratando de inferir sus efectos futuros. Por eso, esta semana traía en materias internacionales…  los 100 años del término de la Primera Guerra Mundial (11 de noviembre 1918) que, entre otras cosas, desató la Revolución Rusa (1917); los 29 años de la Caída del Muro de Berlín (9 de noviembre 1989); y en materias nacionales…. había para “un barrido y un fregado”.

No alcancé a decir “agua va” cuando “las misas” apuntaron al cambio de nombre del aeropuerto Arturo Merino Benítez (AMB)  al que ahora quieren llamar “Neruda”…. Poco se demoraron mis contertulios en recordar su libro autobiográfico “Confieso que he Vivido” donde el propio poeta reconoce “sus pecados”.

Estábamos en eso cuando uno de los presentes, que se jacta de tener vena de juglar y “de cuyo nombre no quiero acordarme”, nos dejó “con la boca abierta” al recitar en su mejor tono nerudiano los versos que siguen y que tituló satíricamente: “Confieso que he mentido”…

Confieso que he mentido…

Confieso que todo lo sabía.

Siempre supe que Lenin y Stalin eran unos patibularios.

Sabía que el socialismo y el comunismo  eran sistemas totalitarios.

Que los soviéticos vivían en la esclavitud y la pobreza…lo sabía.

Todo lo sabía.

Sabía que el Partido Comunista, y yo mismo, teníamos que someternos a Moscú.

Que mis amigos Volodia y Corvalán Lepe eran paniguados del Kremlin.

Siempre supe que el comunismo necesitaba un Muro en Berlín para subsistir.

Que la historia la cambiarían para engañar a incautos como tú.

Todo lo sabía.

No me importó, ni menos me impacienté.

Aplaudí la invasión de Checoslovaquia.

Apoyé las locuras y los excesos de Fidel.

Estuve firme junto a la Unidad Popular de Allende.

Todo lo sabía.

¿Por qué mentí?

Bueno…  porque todos tenemos debilidades.

Hay que hacer sacrificios para llegar al Nobel y ser… “estrella de los intelectuales”.

Había que pagar las contribuciones de “la Chascona” y “La Sebastiana”

Todo sea por la Patria proletaria y por la vida mundana.

Confieso que todo lo sabía.

Y no me arrepiento de nada.

Lo pasé muy bien, mientras otros del socialismo sufrían el calvario

Confieso que he mentido, y si volviera a nacer lo haría de nuevo.

Privilegios de poeta progresista y de auténtico revolucionario.

He dicho…

Les ahorro a mis eruditos lectores los comentarios que después de estos versos siguieron… ¡las apostillas no se detuvieron… los contertulios no se contuvieron! (salió verso…)

¡Un militar hablando de política

 Por Christian Slater Escanilla

Un señor, a quien solo identificaré con sus iniciales M. y R., sorprendido –al parecer– por una entrevista que le hicieron en televisión a un Coronel de Ejército en servicio pasivo, manifestó en la página WEB del Diario Digital “El Periodista”, programa “Lo Justo y Necesario”, lo siguiente: ¿Qué hace ahí un milico hablando de política? (Copiado textual. Las correcciones ortográficas son mías).

  Como el tal “milico” era yo, le respondí: “Señor M. y R., lo de milico no era necesario. Si usted lee todos los comentarios de esta entrevista, positivos o negativos, ninguno busca insultar o denostar a nadie. ¿Para qué? Podemos conversar como gente decente y aportar al debate. Que finalmente es lo más importante. Pero no voy a perder la oportunidad de contestarle. Nunca es tarde para aprender, en lo particular, mientras más leo y más estudio, más ignorante me siento. Ejemplos de militares hablando de política no hay muchos, hay miles. Solo voy a darle algunos ejemplos. El ex militar y ex Presidente de Francia Chales de Gaulle, por 10 años Presidente de ese país, después de haber sido militar.

Fidel Castro, Presidente de Cuba (o ex Primer Ministro), fueron tantos años que ya no me acuerdo. Presidente de ese país después de ser militar. 

Para que decir, Hugo Chávez, Presidente de Venezuela por 14 años, después de ser militar.

Bueno así le podría nombrar a Franco en España o a varios ex Presidentes de Estados Unidos, también ex militares. Pero algo más reciente. El ex Capitán de Ejército Jair Bolsonaro, hoy Presidente electo de Brasil. Como ex militar estuvo varios años hablando de política y en muchos partidos. Parece que tan mal no lo hacía ya que siete veces fue Diputado reelecto y ganó su puesto de Presidente con ¡48 millones de votos! 

Y que me dice de los 11 ministros militares que estuvieron en el Gobierno de Allende. Por supuesto todos nombrados por él. Hasta el propio Comandante en Jefe del Ejército fue Ministro de Estado en el Gobierno de Allende”. Y ahora con más calma y más espacio, le agrego: no sólo fue Ministro del Interior y Ministro de Defensa, también fue Vicepresidente de la República de Chile. ¿Qué curioso no?

Es la mala memoria de los chilenos. Esa que se acuerda solo de una parte de la historia.  Nunca se acuerdan que siempre han sido los militares, de una u otra forma, los que han rescatado la democracia o, la han hundido para siempre, como en Venezuela.

Compare usted estimado lector y no pierda de vista a Brasil y su lema “Orden y Progreso”. Una nueva fórmula de entrar a la arena política de los militares, pero esta vez sin asonadas de cuartel, pronunciamientos o golpes de estado.

La Política Hidropónica…

Por Cristián Labbé Galilea

Analizando la contingencia esta semana en nuestra tradicional tertulia, coincidimos en que: etiquetar lo que se nos ponga por delante ha sido una vieja práctica a la que se recurre habitualmente, dado que es la forma más fácil y sencilla de clasificar personas, situaciones, lugares o lo que sea. Basta una oportuna y espontánea etiqueta, sea superficial o ligera, para poder opinar… “de un cuanto hay”.

Un parroquiano “sagaz y observador” recalcó que, en la sociedad política, esta práctica era aún más recurrente, y que normalmente las etiquetas que se colocan, unos a otros, no son siempre bien intencionadas, ni mucho menos ingenuas. Con algo de saña agregó: “En esto la izquierda ‘nos da cancha tiro y lado‘… ¡no hay quien le gane!, son maestros a la hora descalificar, estigmatizar o invalidar cualquier punto de vista que no sea el suyo…”.

Todos opinaron y los ejemplos sobraron… ¡No se salvó nadie! Poco tiempo demoró en que los dardos apuntaran a la “centro derecha” y a sus gurús, a quienes se les imputó que en esto de etiquetar no lo hacían nada de mal. Un antiguo y activo militante político sentenció…  “son de una candidez impresionante y tienen un complejo de identidad abismante; ahora se niegan a sí mismos y prefieren… ’correrse a la izquierda‘ posando de “progresista”, convencidos de que con esa etiqueta cautivarán a más electores y se podrán sacudir de los estigmas que la izquierda les cuelga…”.

Para encausar el raciocinio de los participantes hacia una dirección objetiva y prudente, apunté que me parecía que ambas conductas reflejaban los miedos que perturbaban a cada sector y, con la idea de “poner las cartas boca arriba”, agregué que estas actitudes encubrían las estrategias que cada uno de ellos ha asumido para neutralizar a sus adversarios políticos.

A poco andar coincidimos en que se equivocaban quienes así actuaban porque, con esa actitud, lo único que conseguían era desencantar a sus electores y aislarse cada vez más de la realidad que afecta al ciudadano común y corriente, el que ya está visiblemente decepcionado con la actuación de los políticos.  Situación comprobable en casi todos los sectores de la sociedad…

Sin dudas, lo anterior es la causa principal de porqué han florecido a nivel mundial (EE.UU, Hungría, Francia, Italia y últimamente en Brasil con Bolsonaro) iniciativas políticas que, apartándose de las opciones convencionales -izquierda y derecha- reciben el apoyo mayoritario de sectores ciudadanos que buscan: no sólo una respuesta a sus problemas, sino que aspiran simplemente a que se creen las condiciones para vivir en un estado de orden, seguridad, libertad, solidaridad y fraternidad.

Cuando concluíamos que esta nueva e independiente corriente política se fortalecía día a día, y que, al emerger como una opción real de gobierno, se había constituido en una severa amenaza para el establishment político -tanto de izquierda como de derecha-, un asistente sentenció apasionadamente… “los políticos de hoy han desarrollado una nueva práctica, ’la política hidropónica‘, es decir, pueden desenvolverse en un medio inerme, inactivo, sin raíces… en el aire… sin los pies en la tierra… sin contacto con las bases… Por eso, al verse amenazados, se apuran en etiquetar esta nueva opción como: populismo, ultra derecha, neo nacionalismo…. y se apoyan, sin ningún escrúpulo, en académicos, comentaristas, periodistas…”.

Libertades condicionales: los beneficios que mantienen en tensión al mundo político

Por Andrea Bustos C. Tomado del periódico digital U de Chile, Domingo 4 de Noviembre de 2018

El pasado 9 de octubre la comisión mixta que analizó el proyecto de ley de libertades condicionales despachó su informe, el que se espera sea revisado por la Sala del Senado durante la próxima semana. Sin embargo, la UDI informó que acudirán al Tribunal Constitucional porque no están conformes con el aumento de exigencias que se busca legislar, en particular a lo que refiere a los condenados por delitos de lesa humanidad.

El 31 de julio pasado la Corte Suprema liberó a cinco reos de Punta Peuco bajo el beneficio de libertad condicional. La decisión desató una polémica que incluso incluyó una acusación constitucional contra los ministros de la Corte Suprema Hugo Dolmestch, Carlos Künsemüller y Manuel Antonio Valderrama. Sin embargo, la moción fue rechazada en la Cámara de Diputados con 73 votos en contra, y 64 a favor.

Pero esta no fue la única respuesta que se generó tras dicha liberación, pues en paralelo se reanudó el debate parlamentario en torno al proyecto de ley de libertades condicionales que estaba frenado en el Congreso desde 2016. El 8 de agosto se conformó una comisión mixta que comenzó a analizar las discrepancias entre ambas cámaras para establecer mayores exigencias para acceder a los beneficios carcelarios, grupo que finalmente despachó su informe el pasado 9 de octubre, y se espera que este sea sea votado la próxima semana en la Sala del Senado.

En el trabajo parlamentario se establecieron condiciones más exigentes para acceder al beneficio en el caso de reos condenados por delitos graves, contra menores de edad o crímenes de lesa humanidad y contra los derechos humanos, guiándose plenamente por la aplicación de tratados internacionales a los que suscribe Chile. Además, se aclaró que la libertad condicional es un beneficio y no un derecho.

Pero la arista que más polémica ha causado entre el oficialismo y la oposición es lo que refiere a los condenados por crímenes de lesa humanidad, pues el Estatuto de Roma establece en su artículo 110 que para que estos reos reciban la revisión de su pena deben cumplir con al menos dos tercios de su condena, o 25 años cuando se trata de cadena perpetua.

La solicitud se puede realizar siempre y cuando él o la condenada cumpla con algunos requisitos, como que la persona haya prestado una cooperación eficaz desde el principio de las investigaciones, que haya facilitado el cumplimiento de las órdenes de la Corte, cambio de circunstancias que justifique la reducción, que la conducta del solicitante revele “una auténtica disociación de su crimen”, las posibilidades de reinsertar al condenado en sociedad y también considera los efectos que su liberación pueda causar en la estabilidad social.

Para el senador del Partido Socialista, y miembro de la Comisión Mixta que analizó el proyecto, Alfonso de Urresti, dentro de la Sala del Senado es muy probable que exista una mayoría de parlamentarios que apruebe el proyecto tal cual lo definió la Comisión, y señaló que “ esperemos tener los votos para ello, es de toda sensatez y se ha hecho después de una profundo análisis del carácter que tiene que tener la libertad condicional en nuestro ordenamiento jurídico, especialmente con la distinción en los violadores de derechos humanos”.

Sin embargo, desde los partidos oficialistas la decisión de la Comisión Mixta no ha parecido justa, por lo que ya anunciaron que están reuniendo las firmas para recurrir al Tribunal Constitucional. Específicamente en la UDI planean oponerse al proyecto porque las exigencias impuestas referentes a la colaboración y el arrepentimiento serian características de regímenes absolutistas e imposibles de cumplir.

Según informó La Tercera, el partido está trabajando en conjunto a la Fundación Jaime Guzmán el texto que servirá de sustento para acudir al TC, y entre sus argumentaciones para contradecir el proyecto se aludiría que poner estas exigencias a los condenados por delitos contra los derechos humanos afectaría el principio de igualdad ante la ley.

Además, la UDI querría objetar que solicitar arrepentimiento, que se entiende como un sentimiento propio de la persona, afectaría la libertad de conciencia y, por tanto, sería inconstitucional establecerlo como requisito.

El diputado Juan Antonio Coloma explicó que efectivamente recurrir al TC es una decisión ya tomada dentro de su bancada, porque “es evidente que no hay igualdad ante la ley, y es por hechos como que se piden requisitos que son imposibles de cumplir, requisitos mas allá que lo que pide el Estatuto de Roma para personas que han cometido delitos en cualquier parte del mundo”.

El parlamentario explicó que “se solicita que haya una colaboración sustancial y que esta haya sido acreditada en juicio mediante una circunstancia atenuante, y como son sentencias ejecutoriadas muchos ya no pueden optar al requisito”. Agregó que por razonamientos como estos sienten que más que un ánimo de justicia, la intención es imposibilitar a un grupo de reos a acceder al beneficio de libertad condicional.

Respecto de esta posibilidad de llegar al Tribunal Constitucional, el senador De Urresti comentó que los parlamentarios están equivocados, y que si tomarán esta medida es porque “están respondiendo a los intereses de proteger a estos genocidas, entiendo y comprendo su vinculación, pero si revisamos la legislación internacional hay un tratamiento distinto por la magnitud de este tipo de delitos y creo que Chile se va inclinar por ahí”.

Para Nancy Yáñez, directora del Centro de Derecho Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, los requisitos establecidos en el Estatuto de Roma, y a los que Chile adhiere, están establecidos de esa forma para los delitos de lesa humanidad precisamente por el carácter que tienen estos crímenes, y porque se quiere salvaguardar el derecho de las víctimas y dar sanciones que impidan la repetición de este tipo de hechos.

Yáñez explicó que si se exige arrepentimiento y colaboración es  porque se debe garantizar justicia, sobre todo si se entregará un beneficio. En ese sentido, dijo que apelar a la inconstitucionalidad es inconsistente con los principios que estructuran la normativa de derechos humanos, esto porque las exigencias están determinadas así porque de la mano del arrepentimiento viene la entrega de información que permita entregar justicia a las víctimas, y por lo tanto el reo podría calificar para recibir eventuales beneficios.

“Si yo quiero tener un tratamiento diferenciado y quiero gozar de un beneficio tengo que dar señales de que estoy arrepentido y colaboro con la justicia. Si hay pruebas consistentes de que la persona fue una secuestrador y se desconoce el paradero de la persona secuestrada, no puede ese sujeto apelar a la libertad de consciencia para perpetuar la desaparición de personas”, explicó. Agregó que la decisión de acudir al TC “es una mirada tendenciosa, destinada a eludir la justicia y favorecer la impunidad de quienes cometieron estos crímenes que no pueden ser tolerados en una democracia”.

En paralelo, el Gobierno está trabajando un proyecto de Ley Humanitaria, el que permitirá mediante un proceso judicial poder definir quién, cómo y cuándo podrá acogerse a una situación de enfermedad grave terminal o de invalidez total, física o mental para someterse al indulto.

Sin embargo, este proyecto también ha tenido reparos, ya que, aunque es apoyada por la UDI y RN, los partidos quieren que la edad mínima para dar el beneficio sea los 70 años, mientras que el Ejecutivo buscaba normar el beneficio desde los 80.

Frente a esta situación, lo más probable es que el Gobierno busque instalar una edad intermedia que deje contenta a ambas partes y así poder contar con apoyo para levantar la ley.

Durante la revisión en Comisión Mixta del proyecto de libertades condicionales, ya se rechazó una propuesta del Ejecutivo que pretendía otorgar beneficios carcelarios a los enfermos octogenarios, por lo que una ley en si misma podría nuevamente tener reparos o rechazos de la oposición.

 

Diez extranjeros ilustres desmontan la Leyenda Negra antiespañola

“España es la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco”.
Son palabras del abuelo de Charles Darwin. No es el único. Recogemos una decena de testimonios de grandes historiadores que derriban la imagen secular de una España cruel, fanática y oscurantista.

 

1. “La leyenda negra fue una maniobra de propaganda de los protestantes.
“Destacó la actitud de la Iglesia católica en México, mucho mejor que la religión de los aztecas. También llevaron la rueda, el trigo o el caballo, que contribuyeron positivamente a la vida en el continente. Claro está que en el lado negativa destacaron las acciones bélicas, aunque ganaron las batallas con muy poca gente, una hazaña extraordinaria”.
Hugh Thomas (Inglaterra, 1931-2017), historiador.

2. “A nivel académico, todos los historiadores, sean o no españoles, están de acuerdo en subrayar que las acusaciones que contiene la Leyenda Negra son falsas, de mala fe y muy exageradas. En este aspecto hay unanimidad”.

“Una vez desaparecido el fundamento de la Leyenda Negra, permanecen prejuicios, por ejemplo, sobre la importancia o la influencia que pudo tener la Inquisición, la intolerancia, la poca disposición que se dice que tienen los españoles para las actividades económicas… Hay una serie de opiniones que circulan y que no merecen mención especial, pero que son muestra de la ignorancia que se tiene todavía, en varios casos, de España”.
Joseph Pérez (Francia, 1931), historiador.

3. “Es posible apreciar un claro cinismo al ver sustituida la contaminada palabra conquista por pacificación en las ordenanzas reales de 1573, pero la preocupación por el bienestar de los indígenas y la salvación de sus almas fue una constante”.

“Hubo muchas atrocidades, mucha crueldad, como suele pasar en cada conquista. Pero también hubo un empeño de la Corona y la Iglesia en proteger a los indios. La leyenda negra es el resultado de lo que pasó y de la publicidad del libro de Bartolomé de las Casas sobre la destrucción de las Indias, pero en parte también de lo que estaba pasando en Europa. Por ejemplo, el intento de España de suprimir la revuelta de los Países Bajos. Los Tercios de Flandes tenían fama de ser muy crueles. También fue fomentada por el protestantismo. La leyenda negra ha sobrevivido a la época del poder imperial y todavía sigue en pie”.
John Elliot (Inglaterra, 1931), historiador.

4. “En mis viajes por el inabarcable imperio español he quedado admirado de cómo los españoles tratan a los indios, como a semejantes, incluso formando familias mestizas y creando para ellas hospitales y universidades, he conocido alcaldes y obispos indígenas y hasta militares, lo que redunda en la paz social, bienestar y felicidad general que ya quisiéramos para nosotros en los territorios que con tanto esfuerzo, les vamos arrebatando”.

“Parece que las nieblas londinenses nos nublan el corazón y el entendimiento, mientras que la claridad de la soleada España le hace ver y oír mejor a Dios. Sus señorías deberían considerar la política de despoblación y exterminio ya que a todas luces la fe y la inteligencia española están construyendo, no como nosotros un imperio de muerte, sino una sociedad civilizada que finalmente que finalmente terminará por imponerse como por mandato divino. España es la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco.”
Erasmus Darwin (Inglaterra, 1731-1802), médico y filósofo; abuelo de Charles Darwin.

5. «Es inaudito. Los únicos en todo el mundo que se creen ya la Leyenda Negra a pies juntillas son ustedes, los universitarios españoles. Me abochorna.»
Henry Kamen (Birmania, 1936), historiador.

(La anécdota se produjo durante un curso de verano en El Escorial. Ante un público compuesto en su mayoría por universitarios, el hispanista trazaba un retrato objetivo, con luces y sombras, de Felipe II. Los jóvenes reaccionaron tildando al Habsburgo de tirano mezquino, rencoroso, fanático e hipócrita).

6. “Los españoles no exterminaron a ninguna nación aborigen como exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados los ingleses”.

”Entre el Cabo de Hornos y el Polo Norte no había ni una mala casucha inglesa ni un solo hijo de Inglaterra España se desangró por una conquista tan enorme que ni aún hoy podría nación alguna dar hombres o dinero necesario para poner la empresa al nivel del progreso mundial”.
Charles F. Lummis (EEUU, 1854-1928), historiador.
7. “El mundo le debe (a España) haber logrado la recuperación de España para la Europa cristiana durante la Reconquista. Así como la extensión de la cultura occidental en su versión española al resto del mundo a partir del Descubrimiento de América. También los primeros brotes del Derecho internacional y la derrota del imperialismo napoleónico”.
Stanley G. Payne (EEUU, 1934), historiador.

8. “En el siglo XVI, en el inicio de la época moderna, cuando aún no había llegado la Ilustración, cuando Europa no tenía todavía dos o tres siglos de desarrollo intelectual a sus espaldas, españoles importantes y con influencia, como Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas, toda la Escuela de Salamanca, preguntaban cuáles serían las cuestiones morales y legales que deberían reglar todo el proceso del imperialismo, del colonialismo. Eso es impresionante”.
“Con una historia así de impresionante hay muchísimos motivos para estar orgulloso de ser español. Vamos, hay muchos más motivos para estar orgulloso de ser español que de ser británico, o incluso francés”
Robert Goodwin (Inglaterra), historiador.

9. “La Humanidad debe gratitud eterna a la Monarquía española, pues la multitud de expediciones científicas que ha financiado ha hecho posible la extensión de los conocimientos geográficos.”
“Por virtud de un prejuicio muy generalizado en Europa hay la creencia de que se han conservado muy pocos indígenas de tinte cobrizo… En la Nueva España, el número de indígenas se eleva a dos millones, contando sólo los que no tienen mezcla de sangre europea… Y lo que es más consolador aún, habrá que repetirlo, lejos de extinguirse, la población india ha aumentado considerablemente durante los últimos cincuenta años, como lo prueban los registros de la capitación y los tributos”.
“Los monarcas de España, tomando el título de Reyes de las Indias, han considerado estas provincias lejanas más bien como partes integrantes de su monarquía, y como provincias dependientes de la Corona de Castilla, y no como colonias en el sentido que, desde el siglo XVI, ha significado esta voz para el resto de pueblos de Europa”.
“Ninguna ciudad del nuevo continente, sin exceptuar las de Estados Unidos, presenta establecimientos científicos tan grandiosos y sólidos como la capital de la Nueva España”.
“¡Esto debe saberse en Europa! Los mineros de la Nueva España son los mejores pagados del mundo, ellos reciben de seis a siete veces más salario por su labor, que un minero alemán.”
Alexander von Humboldt (Prusia, 1769-1859), geógrafo, astrónomo, naturalista.

 

10. “Los españoles tuvieron una clara superioridad sobre los demás pueblos: su lengua se hablaba en París, en Viena, en Milán, en Turín; sus modas, sus formas de pensar y de escribir subyugaron a las inteligencias italianas y desde Carlos V hasta el comienzo del reinado de Felipe III España tuvo una consideración de la que carecían los demás pueblos.”
*Voltaire (Francia, 1694-1778), escritor, historiador, filósofo.

Un litigio aún pendiente.

Son sin duda muchos los litigios que hemos sostenido en el campo limítrofe con nuestros países vecinos, los que ciertamente ya están en un terreno bien definido, tanto en lo que respecta a su fundamentación jurídica internacional, como a la del trazado de sus respectivos mapas.

Sin embargo fue el acuerdo que firmaron ya hace 20 años los presidentes Eduardo Frei Ruiz Tagle y Carlos Saúl Menem , destinados a definir una larga controversia entre ambas naciones en el terreno correspondiente a “Campos de Hielo Sur”, hoy adquieren una especial connotación.

Es en esta área y en función a la definición de la soberanía de “Campos de Hielo”, donde Chile ha enfrentado en los últimos decenios una de las pérdidas más significativas, toda vez que Argentina y en una declarada ofensiva en el tema pretende remarcar y definir su territorialidad, ingresando su límite occidental a  la altura del Cordón Mariano Moreno y proyectando su delimitación al sur, en el nuevo trazado propuesto, de tal forma que podríamos perder un significativo espacio territorial, de acuerdo a los avances que  ellos han representado a la Comisión binacional, que trabaja desde 1998 en el tema.

Lo anterior representa un grave peligro, por el hecho de que ciertamente,  estrecharían aún más su contacto al pacífico, allanado el contacto con partes del Cordón al que no tenía acceso y dejándonos casi sin acceso al Monte Fitz Roy, en forma terrestre.

Frente a este hecho y a las declaradas intenciones de demostrar que en términos prácticos este territorio sería como parte de su soberanía, aventuraron a ingresar con una  patrulla militar como ocurrió el pasado mes de septiembre en el espacio del Circulo de los Altares.

Lo anterior nos debe hacer reflexionar y ajustar medidas que en lo diplomático desechen tales pretensiones,  en términos de mantención y cautela de nuestros espacios, pudiéndose en tal sentido: aumentar nuestros patrullajes en los territorios que jurídicamente son nuestros, que aún no se han modificado y de igual forma una mayor presencia de habitantes de la zona, particularmente de Villa O´Higgins.

Finalmente, es importante tener presente que el estudio de estas definiciones en forma objetiva y con toda la argumentación jurídica internacional, es el que nos traerá como fruto un buen resultado, sin que afecte a nuestra soberanía, siendo por ello fundamental que se tomen todos los resguardos necesarios para no hacer o generar nuevas concesiones territoriales.